Atlas.
Mira cómo se ríen, sonrió mientras observo a Abril y Bea, ella cree que estar junto a mi hermana va a evitar que este cerca de ella, mi hermana, tan despreocupada, sin saber lo que está pasando entre nosotros. Y ella...¿Cómo pudo llegar a esto? Un mes para nuestra boda y ya está pensando en dejarme. ¿Creía que no me daría cuenta? ¿Qué soy tan ingenuo?
Ella planeando una vida sin mí mientras actúa como si todo estuviera bien. Es como si me apuñalara en la espalda, y aquí estoy, siguiendo el juego, tratando de fingir que no me duele. Pero duele. Duele más de lo que puedo soportar.
La amo, la amo con todo mi ser. La he imaginado a mi lado, en el altar, diciéndome que sí. Y ahora... ¿me quiere dejar?
Quiero que sepa lo que es perder. Quiero que sienta la angustia de dejar a alguien que la adora. Pero al mismo tiempo, no puedo evitarlo. No puedo dejar de amarla. Esa dualidad me consume.
Si será castigada.
De inmediato suena mi celular, y es mi jefe de seguridad cuando confirmando que están ubicados de manera estratégica en todos los exteriores del edificio, para evitar que escape si es que aún tiene el valor de hacerlo.
Fue un simple clic, un vistazo a las grabaciones de las cámaras de seguridad de nuestro hogar para descubrir su plan. Se imaginaba que solo había cámaras en la sala y la cocina, pero hay más, muchas más. En toda la casa. El único lugar ciego es nuestra habitación y los baños. Un error de cálculo de su parte, una subestimación de lo que soy capaz tomar ventaja, la tecnología es mi aliada. Aquí estoy, preparado para enfrentarla, para hacerle ver la magnitud de su error.
...
He estado esperando este momento, una oportunidad para sorprenderla, para recordarle que es mía. Así que, cuando entro al vestidor, la veo allí, de pie frente al espejo, probándose ese vestido que había elegido con tanto cuidado. Su figura es hermosa, y por un instante, me olvido del mundo exterior. Pero, al verme, sus ojos se abren como platos y, en un instante, la magia se disipa.
—¡Oh! —exclama, dando un paso atrás—. ¿Qué haces aquí? Este es el lugar de damas.
La miro, y no puedo evitar sonreír. Hay algo en su nerviosismo que me parece encantador. Se ve tan hermosa, tan vulnerable. Me acerco a ella, jugando con la tensión en el aire.
—Solo quería verte. Este vestido te queda perfecto —le digo, mientras me acerco un poco más—. ¿Puedo ayudarte con la cremallera?
Su rostro se sonroja, finalmente, asiente con un ligero titubeo, pero hay un destello de desafío en sus ojos.
—Está bien, pero...sales de aquí rápido—me advierte, aunque la curiosidad parece vencerla.
Me coloco detrás de ella y, con cuidado, empiezo a subir la cremallera. Mientras lo hago, no puedo resistir la tentación de dejar caer pequeños besos en su cuello. Su piel es cálida, y puedo sentir su pulso acelerarse bajo mis labios.
—¡Espera! —dice, girándose un poco para mirarme—. Por favor, detente.
—No vas a escapar de mí, ni de mi vida nunca.
—¡Atlas, sal de aquí! —responde, la voz temblorosa, casi suplicante.
Me acerco un poco más, sintiendo la tensión entre nosotros.
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Por siempre invierno
RomanceSolo soy una chica más de la que dicen que "la suerte" le cambio la vida, pero no fue ella si no ... el destino irrevocable que me atrapó en su caótica vida. ...