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Eran casi las 10 de la noche cuando Eunha llegó a la casa de Sana, quiso avisarle a la japonesa que se retrasaría un poco en llegar, pero Sana había cortado la llamada sin dejarla hablar antes, y tampoco leyó sus mensajes.

Tocó el timbre un par de veces esperando pacientemente por Sana, quien demoró solo unos segundos en abrirle la puerta.

—Creí que no vendrías— Admitió la japonesa con una mirada triste.

—Creíste mal, boba, claro que llegaría, pero me retrasé y no leíste mis mensajes— Se adentró a la casa de Sana siguiéndola hasta su habitación.

—No podía esperar hasta mañana, te necesito ahora— Confesó Sana a punto de llorar.

—Oye, ¿qué pasa? ¿Por qué te pones así?— Se preocupó de repente al ver a Sana tan afectada.

Pero la japonesa solo talló sus ojos y sonrió como si nada.

—Es que no me gusta estar sola— Sana admitió —Mis papás no están y no podía dormir así.

—Ay, linda, ven aquí— Eunha la abrazó y acarició su cabello derritiéndose con la ternura de Sana y olvidando por completo la forma tan grosera en la que esta la trató después de que tuvieron sexo —¿Quieres hacer algo, o prefieres que te haga cariñitos en el cabello hasta que te duermas?— Preguntó caminando hasta la cama de Sana sin soltar el abrazo en el que la tenía.

—Dormir— Respondió bajito, pero suficiente para que Eunha la escuchara y asintiera.

Por primera vez Sana tenía a una chica en su cama sin intenciones de coger, se dejó mimar y se durmió con canciones que la coreana le estuvo cantando.

Se sentía bien solo descansando y escuchando los latidos del corazón de una chica tan linda como Eunha, y no se refería solamente a lo físico, sino que estaba conmovida por el cariño que esta le brindaba a pesar de lo mierda que se había portado antes con ella.

Pero sabía que con Eunha no sentía algo más que solo consuelo, y carajo, dolía no poder amarla, dolía no poder amar a ninguna otra chica y le preocupaba pasar más tiempo de esa misma manera, amando únicamente a alguien que no podía tener.

Esa mañana Eunha fue la primera en despertar y se sorprendió al encontrar rastros de lágrimas en el rostro de la chica que dormía a su lado.

Sana siempre estaba sonriendo en la escuela, ¿por qué ahora lloraba? Era la primera vez que la veía hacerlo y a pesar de lo mal que la trató la última vez, Eunha se preocupó por ella.

Acarició sus mejillas intentando limpiar las lágrimas secas de Sana, pero solo la despertó.

—Ey, despertaste— Eunha la saludó sin dejar de acariciar el rostro de Sana.

Sana solo asintió y talló sus ojos algo avergonzada de que Eunha la viera en ese estado vulnerable.

Pasó el fin de semana junto a esa chica, pero su mente se mantenía dándole vueltas al asunto de Dahyun, si era sincera consigo misma aceptaba que en el fondo quería separar a Momo de Dahyun, pero aún quedaba una pizca de bondad en su corazón que le impedía hacer algo, sabía que podía, había roto tantas relaciones antes, pero con esta podía lastimar a Dahyun, y ella no quería hacer llorar a Dahyun.

Estuvo esperando con ansias volver a clases para hablar con Chaeyoung, ella debía saber algo adicional por ser la mejor amiga de Dahyun.

A decir verdad se sentía un poco decepcionada de que Dahyun no confiara tanto en ella como para contarle sus secretos, pero no podía culparla, sabía que tenía sus razones.

Intentó llegar muy temprano ese lunes por la mañana con la esperanza de hablar a solas con Chaeyoung, pero Chaeyoung no solía llegar tan temprano, así que no sirvió de mucho.

Afortunadamente llegó antes que Dahyun, y Sana no perdió el tiempo para llevársela a algún lugar donde nadie pudiera escucharlas.

—¿Tú sabías que Dahyun era becada?— Preguntó Sana al instante que estuvieron solas en la azotea.

—¿Qué?— ¿Becada? Dahyun jamás le había dicho algo así —¿Becada? ¿Estás segura?

—Sí, creí que tú lo sabías— Sana insistió.

—No, ella nunca me dijo nada al respecto— Respondió sincera aún procesando —¿De dónde sacaste eso?

—Momo me lo dijo— Soltó sincera.

Oh por Dios, eso no podía ser cierto.

—Carajo, Sana, no podemos decirle a Dahyun o podría enojarse con Momo— Comenzó a preocuparse —Y ni siquiera se te ocurra mencionarlo por aquí, sabes los crueles que pueden llegar a ser algunos estudiantes con los alumnos becados... si ella no nos había contado es porque debe tener sus propias razones, por favor prométeme que guardarás el secreto y que no le dirás a nadie— Pidió la menor extendiendo su meñique.

Sana suspiró y soltó una risita antes de unir su meñique al de Chaeyoung.

—Por supuesto que no lo haré, ¿por quién me tomas? También soy amiga de Dahyun— Aclaró con esa sonrisa inocente que lograba tranquilizar a cualquier persona.

Y Chaeyoung suspiró aliviada, estaba convencida de que Sana no diría nada, por Dios, eran amigas, obviamente debía confiar en ella.

Pero Sana no dejó de repetir esas palabras en su mente por el resto del día.

Podría enojarse con Momo.

Podría enojarse con Momo.

Podría enojarse con Momo.

Dios, sí, Dahyun podría enojarse con Momo, y Sana no había hecho nada malo, solo escuchó a la indiscreta de Momo, ¿por qué debía ser ella la culpable de eso?

Era perfecto.

Pero seguían siendo amigas.

¿Realmente Sana se creía capaz de romper esa valiosa amistad por una mujer? Sana nunca había hecho algo tan grave como eso, Momo era casi su hermana, no podía lastimarla.

¿O sí?

Demonios, ni siquiera debía imaginar algo como eso, pero era tan difícil.

Tuvo demasiados sentimientos encontrados en ese mismo día.

¿Por qué no darle una segunda visita a Momo? Seguramente eso la ayudaría a recapacitar, a pensar mejor las cosas y a recordar lo importante que era Momo para ella.

O tal vez darse cuenta de que realmente ya no sentía el mismo cariño por esa chica que alguna vez consideró una hermana.

A/T
Perdón si el capítulo es algo corto, pero mi inspiración también está corta :(

Conquista a mi hija || DahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora