Conquista a mi hija || Dahmo

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Las vacaciones de Dahyun finalmente habían concluido, y por suerte para la coreana, Momo se había encargado de satisfacerla hasta que sus días de descanso acabaron.

Ya estaba lista para salir de casa e iniciar un nuevo semestre, no sin antes haber compartido un rico desayuno junto a su novia.

Y con los mejores ánimos salió de casa para caminar con dirección a la parada del autobús que la llevaría a la escuela.

No fue un camino tan largo, pasó rápido mientras la coreana escuchaba música en sus auriculares.

Al llegar a la escuela se encontró con sus dos mejores amigas en la entrada y caminaron juntas hacia interior de la escuela.

Todo se sentía bien, finalmente Dahyun se sentía en paz, completamente plena y tranquila con el rumbo que su vida había tomado.

—¿Qué tal estuvieron sus vacaciones? — Chaeyoung preguntó curiosa mientras caminaba al lado de sus amigas.

—Nada nuevo, solo dormí y descansé, ¿y tú?— Dahyun respondió con una sonrisa.

—Mis papás me obligaron a ir a un campamento religioso— Respondió la coreana menor con el ceño levemente fruncido.

Sana no pudo evitar reírse de ella.

—¿Y tú, Sana? ¿Cómo estuvieron tus vacaciones?— Preguntó la coreana más alta.

—Horribles, mis papás continúan viajando al extranjero por negocios y yo solo pude estar encerrada en casa.

—¿Y qué hay de la chica que conociste en la fiesta de bienvenida?— Dahyun hizo otra pregunta.

Y Sana abrió los ojos en grande al recordarla.

—Se llama Tzuyu y es una maldita psicópata— Respondió con notable temor en su voz.

—¿De qué hablas? Dijiste que la pasaste bien con ella— La coreana más pequeña recordó aquella llamada que hizo con Sana al día siguiente de la fiesta.

Dahyun sonrió ladina y le dio una mirada pícara a la japonesa.

—Osea sí, pero me pasiveó esa noche, ¿¡puedes creerlo!?— Volvió a exagerar su tono.

—¿Y lo malo?— Preguntó Dahyun genuinamente.

—Ay Dahyun— Respondió la otra coreana mientras cerraba los ojos y apretaba el puente de su naríz.

—Y eso no es todo, también se la pasa celándome y ha ahuyentado a todas las chicas que han intentado acercarse a mí.

—Uy, parece que está marcando territorio— Dahyun volvió a dar una mirada pícara a su amiga japonesa —¿Será que pronto tendremos la boda de Sana?— Dirigió su mirada a Chaeyoung.

—Imposible, ella sería la última de nosotras en casarse si es que algún día se casa— Chaeyoung se burló.

—¿Quieres apostar? Aún tengo un poco de fé en ella— Dahyun se sumó a la broma.

Y Chaeyoung no pudo evitar reír a carcajadas por eso.

Sana solo rodó los ojos y aceleró el paso.

—¿Algún día van a tomarme en serio?— Preguntó irritada mientras se alejaba de ellas.

—Oye, no te enojes— Chaeyoung intentó alcanzarla mientras reía.

—Sani, ven aquí— Dahyun también intentó ir tras ella sin dejar de reír.

Pero Sana solo las ignoró y siguió caminando.

—¡Oye, Sana!— Escuchó la voz de Miyeon llamarla y una mano posarse en su hombro.