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El subsuelo era un caos total.

Lo que sucedió con Alastor comenzó a repercutir en todo el reino. Y no solamente en la actitud del rey, ni en el escape de los cazadores traicioneros. ¡No! Los cambios en el reino comenzaron desde el centro de todo, el lugar al que Lucifer cuida más que el resto de sus posesiones.

La cueva de los huevos había comenzado a morir.

Desde las flores que se asomaban desde el interior hacia el exterior, hasta las pequeñas hormigas que vivían debajo de la tierra. ¡Todo comenzó a perecer en un simple parpadeo! Y al parecer nada podía detenerlo, todo el reino comenzó a temblar y la antes colorida tierra se convertía en una tierra infértil.

Todo en su interior murió, incluyendo los huevos y bebés que habían nacido recién. Todo dentro de la cueva había muerto. El propósito de esa cueva había dejado de ser, el propósito por el que había perseverado finalmente ya no existía. ¿Y para qué continuar existiendo cuando el vientre dejado ya no tenía nada dentro? Los bebés dentro de ella no eran suyos, así que no tenía deber de cuidar de ellos.

Mientras que los cazadores corrían a la salida, y Lucifer se acercaba con prisa a su cabaña...

La última esperanza de vida en ese páramo rostizado se extinguió finalmente. ¡Y ni siquiera Lucifer podía evitar la muerte de este! Porque ya no estaba en sus manos cuidar de él, la vida que mantenía viva está cueva, el último grano de esencia maternal se extinguió cuando su hueso dañó el cuerpo de su hijo.

Alastor corría riesgo de morir, y ella abandonó el resto de vida que había dejado en su vientre, para ir con él y socorrerlo.

Y mientras que la energía retenida viajaba a velocidades casi impensables, una nueva gruma de oscuridad nació de los cadáveres infantiles dentro de las rocas desprendidas de la cueva. ¡Una segunda energía había vuelto e iba en la misma dirección que ella!

Parecía que tenían el mismo pensamiento.

"Quién llegue primero se lo queda."

▪️▪️▪️

Azrael forcejeaba con fuerza, mordiendo la mordaza en su boca. Viendo mal a todos los que supuestamente estaban bajo su cargo. ¡Malditos hipócritas! Todos ellos estuvieron siempre bajo el mando de su estúpido hermano adoptivo, el mismo que lo cedo para hacer lo que quisiera con el rey del subsuelo y con el híbrido que siempre se quedaba en casa haciendo los quehaceres de la cabaña.

— ¡Mmmm! (¡Leonardo!) — gruñó, forcejeando para soltar las cuerdas alrededor de su cuerpo.

Leonardo, el dueño de las maldiciones de Azrael. Estaba agitado y manchado en sangre, lo que para el menor solo podía significar problemas. Su corazón se aceleró al oler ese aroma a ciervo en su mano derecha, dónde una oreja roja y peluda seguía goteando.

El mayor de los dos pelinegros, mostró sus dientes con una sonrisa victoriosa. Disfrutando su momento de gloria, y con el ego hasta más nubes, alzó la cola, escuchando halagos de los cadetes de la ciudad. ¡Felices por haber eliminado una de las amenazas más poderosas de ese mundo!

— Querido... Rey rey... — Leo se acercó a Azrael, viendo cómo la mirada del menor reflejaba repudió — ¿Estás tan enojado conmigo solo por haber matado a un híbrido que te correspondía matar a tí?

Azrael abrió los ojos.

— ¡Mmmmm! (Cállate) — quiso apartar el rostro, pero las manos de Leo sostuvieron sus mejillas, haciendo que viera su rostro de mala gana.

— Verás que haberlo matado fue la mejor decisión que he podido tomar. — lo soltó, poniéndose de pie — Agarren lo que puedan y regresemos a la ciudad, antes de que el rey se de cuenta y venga por nosotros.

Azrael miró fijamente el suelo.

— Mmm... (estamos muertos...) — cerró los ojos con un poco de fuerza, el ceño fruncido le había comenzado a temblar — Mmmm (maldito Leo).

Nuevamente fue noqueado y cuando recuperó el sentido.

Ya estaban en la ciudad... Una semana de viaje por todo el desierto lo hicieron en cinco días, que no se note el miedo de ser encontrados por Lucifer, el rey del subsuelo.

Sin embargo, la destrucción siempre toca la puerta con una suave brisa que tantea el terreno para agasajar aldeas enteras hasta dejarlas en las cenizas.

¿Pueden ellos ser capaces de soportar la ira de Lucifer cuando ocurra lo peor? No lo sabrán hasta que sus colmillos vuelvan a estar justo en su cuello, susurrando las últimas palabras que serán su muerte. Dejando que lo último que vean sea su rostro para darles finalmente la piedad que probablemente rueguen en su lecho de muerte.








Extra:

Lucifer percibió un aroma metálico, el aroma a abedul y sándalo flotaba mayormente en el aire. Queriendo ocultar el hedor del pozo de sangre que yacía debajo del cuerpo de Alastor.

— ¿Bambi? — llamó primero.

Nifty saltó de sus brazos y corrió hacia el cuerpo del otro, siendo alejada por una especie de campo de fuerza que cubría al pelirrojo. Lucifer apretó los labios, sintiendo como la cosa en su vientre se movía casi desesperado ante el escenario que sus ojos veían.

¿Qué mierda pasó aquí?

Su corazón se encogió cuando lo observó vomitar un poco de sangre.

— ¿Chico malo? — Nifty puso una mano en el campo, y vio con lágrimas como el rostro del ciervo se ponía pálido, aún cuando su color era color canela... — ¿Qué le pasó a su oreja? — señaló ella, frunciendo el ceño.

Lucifer observó lo que la niña dijo.

— ¿Mi vida? — Lucifer acarició su vientre, queriendo ir y acercarse al ciervo pero lo único que podía hacer era decir su nombre — Bambi, dime algo.

No hubo respuesta.

Lucifer sintió una punzada en el vientre, su pecho subía y bajaba y lejos de poder controlarse, estuvo a punto de caer al suelo.

Nifty entró en su modo berserker.

Voy a cazar a los asesinos de chicos malos. — ella se dió la vuelta, viendo al ciervo por última vez.

— No te vayas. — escuchó a Lucifer.

— Pero...

— Él es tu amo, no puedes moverte sin su permiso. — dijo él — Si tú amo es asesinado mientras no estás. ¿Qué crees que pasará contigo?

Nifty bajo la cabeza.

— Tendrás que morir junto con él. ¿Comprendes? — la vio de soslayo — Quédate, después iremos a cazar a esos hijos de puta.

El ambiente se sintió pesado, ambos veían con él pecho de Alastor debajo de subir y bajar.

... Más sangre salía de la herida y el brillo en sus ojos bermellón finalmente se fue.

Lucifer no percibió ninguna de las energías invasoras que habían entrado al cuerpo de Alastor justo después de que su corazón tuviera un espasmo... Sus ojos permanecieron en los ojos de su ciervo, los mismos que veían en su dirección...

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora