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"— ¿Sabés algo, Alastor?"

Su mente reprodujo una conversación antigua que tuvo con Rosie cuando apenas eran unos adolescentes, ella siempre iba delante de él guiando el camino hacia el orfanato, era la que sujetaba su mano cuando cruzaban la calle y la tomó el papel de tutora luego de haber salido del orfanato en su mayoría de edad.

Recuerda haberla visto mientras comía su paleta, viéndola sonreír ampliamente mientras tenía ojeras debajo de sus preciosos ojos castaños. Alastor sonreía siempre porque ella lo hacía, siempre fue adaptarse o ser abandonado y él no quería ser abandonado por segunda vez.

"— No lo sé. ¿Vas a decirme?"

Recuerda que ella revolvió su cabello, agachándose hacia adelante mientras lo abrazaba. Aún recuerda que ella tenía un poco de alcohol en su ropa, simplemente no encontró lo que estaba mal y se dejó abrazar.

Ella suspiró pesadamente y lo obligó a sentarse con ella en una banca del parque.

"— Irás a vivir conmigo. — su rostro se veía serio — Solo ten un poco de paciencia. ¿Si? El viejo director es un poco difícil de convencer..."

Esa vez sonrió tanto, que incluso dejó de caer la paleta y la abrazó con tanta felicidad como un adolescente de catorce años pudo hacerlo. ¡Eso significaba que iba a tener una familia propia!

Pero aún cuando todo era bueno, tenía curiosidad de algo.

"— ¿Por qué haces todo esto por mi?"

Había preguntado tan inocente como un niño suele hacerlo.

Ella sonrió, revolviendo su cabello una segunda vez.

"— ¿No es obvio? Es porque somos familia. — ella le dió su paleta y él la aceptó gustosa — Y la familia siempre se mantiene unida pese a las dificultades. ¿Comprendes?"

Él había asentido, teniendo otra pregunta en mente.

"— ¿Qué integrante de tu familia soy?"

Ella esbozó una sonrisa peculiar, la misma que recuerda con tanta vividez.

"— Eres mi dulce hermano menor."

Ella le había dado otro abrazo y él cerró los ojos, sonriendo con felicidad.

▪️▪️▪️

Lo último que recuerda es haber oído el grito de una mujer y el de un hombre que gritaban su nombre mientras que el sonido de golpes se escuchaba en el vacío. Su cuerpo se sentía pesado, entumecido hasta el pelo, y aunque suene exagerado, realmente lo estaba.

Sus ojos comenzaron a abrirse lentamente, encontrando un techo de madera con un candelabro colgando de la pared.

Delante de él estaba solo la oscuridad, aunque había tenue iluminación de velas en las esquinas de la habitación, y con su visión adaptada a la oscuridad no fue tan difícil saber el lugar donde estaba. Pero no reconocía las paredes de ese lugar, especialmente porque había un olor herbolario sobre su cuerpo. Su nariz percibió una gran cantidad de hierbas y ungüentos en la herida ahora cerrada en su estómago. Y a su mente vino el vago recuerdo de haber confrontado a uno de los cazadores pelinegros que supuestamente ellos eran hermanos.

"Duele." siseó,

Su mano sostuvo su abdomen, no había pensado pararse de la cama en esas circunstancias.

Demonios. — susurró.

¡Su garganta dolía! Cómo si no hubiera venido agua en un par de años, su mano derecha fue a su garganta, dando un poco de presión para que se aliviara un poco. Sus ojos se cerraron levemente, tratando de aliviar la herida en su cuerpo.

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora