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"— La muerte es algo que todos tenemos en común."

Una extraña voz retumbaba en las profundidades de lo que supo, era su mente. No estaba consciente, pero tampoco estaba inconsciente. Era como estar flotando en la nada, el lugar simplemente no existía. Incluso puede decir que no está en una ubicación específica, era una isla inexistente y tenía voz propia. ¡Y era tan loco como se escuchaba! Sus ojos ni siquiera podía ver sus manos, sus oídos no podían escuchar su voz y de su boca no salían palabras. Era solo un alma a la deriva, en un mar de aguas oscuras que trata de esconder a las bestias debajo de sus olas que lo único que hacen es amenazar con derribarlo de la balsa ficticia en su mente.

Si, suena loco. ¿No? Estar en un lugar donde tu mente es lo único que tiene vida, pero al mismo tiempo ella no tiene potestad con tu cuerpo, tu alma es una gota más en ese vasto mar de oscuridad absoluta. Ahí, en ese preciso lugar ve que su presencia no es la gran cosa, que otra podría ir y tomar su lugar y nadie lo notaría.

Era totalmente ajeno a su alrededor.

"— La muerte es el final, querido."

Y la voz femenina apareció poco después, debajo de lo que pensó eran sus pies. Un rostro se mostró, pero aún cuando en el agua era claro. No podía distinguirlo, era como si sus ojos hubieran sido bloqueados de repente. ¡Lo único que le era permitido era oírla!

"— Siempre eres dedicada a la vida, Rosie."

Su corazón se detuvo cuando esa voz profunda resonó y el mar se embravece, creando pequeñas olas que sacudían la balsa en la que flotaba. Especialmente porque el nombre de esa mujer era Rosie, el precioso nombre de su amiga y hermana. ¡Cuán pequeño era el mundo!

Alastor cerró los ojos, viendo la oscuridad que rodeaba y se encargaba de cegarlo por completo.

"— La vida también es bella, querido."

Esa voz tierna y cálida que le recordaba a ella, a la Rosie que conoce. A la que quiere, a la que lo quiere. Sonrió al oír un suspiro, similar al de ella cuando se resignaba con una discusión que no llegará a ningún lado.

"— Especialmente si la vivo contigo, pronto tendremos a nuestro hijos. ¿No te emociona la idea?"

Una nueva imagen se reflejó en el agua, y está vez sí pudo ver la fotografía. Una sonrisa surcó sus labios, viendo una barriga enorme con una mano femenina sobre ella, pero su rostro no era visible. Y quizás sea por eso que pudo ver la escena, la mano acariciaba lentamente en círculos, ella se oía felíz y emocionado por ser madre...

... Fue imposible no recordar a su Rosie, la que había perdido a su bebé la última vez que la vio.

"— ¿Realmente esperas a que ellos nazcan con vida?"

La voz fría del otro le causó un escalofrío. ¿Quién puede ser el descorazonado que dice tremenda barbaridad a la mujer emocionada? Frunció el ceño e hizo una mueca de desagrado, oyendo como ella soltaba un suspiro.

"— Lo espero, sí. — se escuchó molesta — Pero parece que tú no quieres que nazcan con vida."

"— No lo espero, no. — se escuchó burlón — Sabes que no puedo intervenir con tu embarazo, no cuando Luzbel está presente."

Alastor se estremeció, oyendo esa conversación privada y que él terminó oyendo.

Un momento... ¿Cómo puede oír una conversación en un lugar donde no hay absolutamente nada?

"— Luzbel quiere a estos niños tanto como yo. — ella dijo con reproche — ¿Por qué tú no los querrías cuando son tus niños?"

"— Por qué no quiero niños, no de mi sangre."

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora