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"La tragedia comenzó cuando Rosie no había salido de esa cueva durante los primeros tres meses de gestación, por la costumbre de que los primeros meses eran un peligro para la nueva vida; ya que era común que ocurrieran accidentes que ocasionará abortos espontáneos. ¿Y qué podía hacer él para cambiar la opinión de ella? ¡Nada! Solo podía llevar agua a su cueva todos los días, los tres tiempos junto a un buen alimento lleno de nutrientes. Para Lucifer, verla todos los días en su nido mientras bebía, comía y dormía poco debido a que los nuevos seres consumían energía, fue en su momento lo más encantador y emocionante que pudo haber presenciado. Lucifer sabía que no siempre ella tenía buen ánimo, porque mayormente lo echaba de la cueva y se negaba a comer o beber agua...

Al cuarto mes, ella cerró completamente la cueva hacia el mundo exterior. Dejando a Lucifer preocupado, el cuál iba tres veces al día con lo que siempre llevaba. Aunque lo único que cambió en el menú de ese día fue que llevo una manzana, un fruto nacido de su constante estudio sobre las plantas, la tierra y la diversidad de cosas que los componía.

Ese día, dejó todo fuera de la cueva como de costumbre y procedió a retirarse para ir a la cascada y darse un baño. Esa era su rutina diaria, con la excepción de ese día... Hubo un cambio inesperado.

Oh, Luzbel. ¡Aquí estás! — sintió un par de manos sobre sus hombros que lo jalaba hacia atrás — Querido, te he estado buscando. ¿A dónde fuiste?

Lucifer sonrió tranquilamente mientras acariciaba la mano de su amigo e igual.

— Le llevé comida a Rosie. — sonrió mientras comenzaba a quitar las prendas de su cuerpo — Tiene varios días en la cueva y aparentemente no ha comido nada... Y eso me preocupa... — suspiró, entrando al agua con el pantalón de tela blanco al agua tranquila.

Sentía una mirada sobre él y se dio la vuelta. Encontrando al pelirrojo, este tenía una sonrisa en la cara mientras que una de sus manos era el reposadero de su mejilla. Sus ojos hicieron contacto y Lucifer tuvo un escalofrío que caló los vellos de su cuerpo. El rubio agachó la cabeza tratando de ocultar su rostro. Pero... ¿Por qué? Él ni siquiera siente vergüenza. ¿O es otra cosa? Por supuesto...

Es una incomodidad. Le incomoda que el otro lo vea de esa forma...

No debes preocuparte por ella, solo son hormonas que la hacen actuar extraño. — se había quedado en su puesto y había comenzado a quitarse la ropa — ¿Puedo nadar contigo?

Una sonrisa nerviosa surcó los labios de Lucifer, quien sólo asintió mientras trataba de alejarse lo más que podía de su amigo. ¿Qué es lo que lo ponía nervioso? ¿Desde cuándo se sentía de esa forma? Sus ojos carmesíes miraban de soslayo al pelirrojo, quién tenía un cuerpo perfecto en toda la palabra. ¿Pero de que le servía ser apuesto cuando su naturaleza es tan retorcida como una planta carnívora? Y aunque lo sabe, siempre piensa que es una tontería de su cabeza que lo hace querer desconfiar.

Dió un pequeño salto seguido de un jadeo sorprendido. Su mano fue sujeta por la del otro quién al instante lo envolvió con sus brazos. Lucifer sintió pánico de repente. ¡No podía moverse!

El aliento caliente del otro le causó un escalofrío.

— Ella es tu pareja... Sin embargo no pareces preocupado por ella o por tus hijos...

Porqué naturalmente no siento apego hacia ellos. — susurró, ocultando una sonrisa malévola cuando el otro lo observó con indignación.

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora