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Bien, barriga llena y corazón contento.

Finalmente era tiempo para que tratara los asuntos por lo que habían venido los cazadores intrusos.

— Vayamos al grano. — Leonardo se paró bonito delante del rey mientras extendía un sobre sellado — Queremos la daga de Lux devuelta.

Lucifer sonrió, entrelazando sus manos mientras veía al de cabello azabache llamado Leonardo.

— ¿Y que te hace pensar que la devuelva cuando es mía?

Alastor. — ¿Qué es la daga de Lux, majestad?

Lucifer miró a su Bambi, sonriendo cada tanto por lo que la pregunta significaba. Aún no había llegado a la sección de él, aparentemente seguía estancado en la sección de su madre.

Y por ello, no podía reclamarle.

Rosie era un poema hermoso escrito en madera de abedul de mil años, incluso él aroma que emana es adictivo.

Acarició las orejas del ciervo, después de besar sus labios, por supuesto.

— Es una de mis armas, es una extensión de mi dominio para proteger a los humanos que antes vivían en la ciudad que ellos mismo asaltaron. — miró de reojo a los dos tipos de pelo negro — Y por eso me da risa que vengan a pedir devuelta lo que no estaba destinado a ellos.

Azrael suspiró resignado. Miraba de reojo al ciervo, mismo que le devolvía la mirada con hostilidad.

— Solamente he venido a hacerle un par de preguntas, con respecto a la daga, señor alteza.

— Azrael... — advirtió Leonardo.

Alastor alzó una ceja.

— Puedes decirle majestad si tanto te cuesta. — acusó.

— Me sentiría mal nombrar a otra alteza que no sea Dios.

Ambos intercambiaron miradas. ¡Hasta podían ver un par de rayos salir de sus pupilas!

Mi Bambi está anormalmente violento hoy.

— Si solo son preguntas y no devolución, tendré el placer de brindarte información de mi más bella creación. — dijo, inflando el pecho con orgullo.

Lucifer se recargo en el hombro del ciervo, ambos con una mano en el abultado vientre del rey. Acariciando esa cosa que se movía lentamente en su interior, bajo la mirada de los dos cazadores.

Azrael volvió a suspirar. A ese paso iba a quedarse sin aire al parecer.

— ¿Qué es la daga de Lux exactamente?

— Un daga que aleja la oscuridad que estaba destinada a los humanos. — dijo simple, no quería entrar en detalles.

Alastor besó la cabeza del rey, ocultando su cola para que nadie fuera capaz de verla moverse. Le alegraba estar así con el rey, habiendo más público que solo Nifty. Y más si acaricia el abultado vientre del rey.

Sin embargo, esa atención inocente, hizo enojar al rey.

— Bambi, ¿Me has visto como una bola de cristal?

Alastor se detuvo, viendo al rey.

"¿Bola de qué?" ladeó el rostro.

— Cariño, ja... No comprendo lo que quieres decir.

— ¡Me tocas el vientre como si quisieras mostrar algo!

Alastor. — ... Eso es lo que normalmente se hace para darle cariño al bebé, mi vida.

Epifanía. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora