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Mi bolígrafo recorrió el papel de un modo apresurado mientras escribía la última respuesta. Terminé justo en el mismo instante en que sonó el temporizador que la profesora había preparado al inicio de la prueba.

Esta vez no suspendería, de eso estaba totalmente seguro. Por un lado me parecía imposible suspender, teniendo en cuenta la tremenda cantidad de temario que había acumulado en mi cabeza durante las últimas semanas de estudio, pero es que además tenía buenas sensaciones al respecto. Había sabido responder a todas las preguntas, no había dejado ni una sola en blanco. Me volví para mirar a Jimin, que se había sentado dos filas por detrás de mí. Estaba clasificando las hojas del examen y, al ver mi mirada interrogante, levantó los pulgares señalando hacia el techo. Suspiré aliviado: nos había ido bien a los dos. Misión cumplida.

Cuando entregamos nuestros exámenes, la profesora nos dedicó una mirada severa por encima de la montura de sus gafas. Por suerte, no fuimos los únicos a los que miró de ese modo.

— Creo que esta vez el análisis de texto tampoco me ha salido muy bien— comentó Jimin mientras salíamos del aula, agarrado de mi brazo—. Pero las preguntas de conocimiento me han ido genial.
— Lo mismo digo. Estoy contento de que por fin hayamos terminado.

Fuimos juntos en mi coche hasta el centro, donde habíamos quedado con Yeosang para comer en un restaurante que tenía fama de preparar el mejor ramen de la ciudad. Nada más entrar en la calle del restaurante, reconocí enseguida su cabellera rubia, destacando entre la gente como si brillara con Liz propia. Por suerte, encontré un lugar para aparcar no muy lejos del restaurante. Era un sitio diminuto, pero con las indicaciones de Jimin y un sinfín de maniobras conseguimos meter el coche.

Yeosang nos vio en cuanto abrimos las puertas, levantó un brazo y nos saludó muy emocionado.

— ¿Cómo ha ido el examen?
— Bien, creo. Al menos hemos podido responder todas las preguntas — dijo Jimin, encogiéndose de hombros para quitarle importancia, aunque yo sabía lo aliviado que se sentía en realidad. Más que nada, porque yo me sentía igual.
— ¡Sabía que lo conseguiríais!— exclamó Yeosang, y en su rostro apareció una sonrisa resplandeciente. Dio media vuelta y abrió la puerta del pequeño restaurante.

Enseguida llegó hasta mi nariz un aroma increíble y se me hizo la boca agua. Ya había unas cuantas mesas llenas de gente charlando animadamente y la comida que les habían servido parecía tan deliciosa que de buena gana habría ido directo a la cocina para hacer mi pedido.

Sin embargo, esperé a que el camarero nos saludara y nos condujera hasta el rincón del fondo del local, donde nos había reservado una mesa redonda, junto a un piano precioso. Las paredes estaban repletas de fotografías en las que aparecía gente comiendo. Una de ellas ya la había visto en algún sitio.

Una vez instalados, seguimos hablando un rato más sobre el examen. Yeosang quiso saber todos los detalles, pero tanto Jimin como yo estábamos bastante cansados. Cuando el camarero se nos acercó para tomar el pedido, Jimin se las arregló para cambiar el rumbo de la conversación.

— Creo que deberíamos celebrar que, ahora sí, se han terminado los exámenes— dijo antes de coger un trozo kimchi que nos habían traído junto a las bebidas—. Hacía tiempo que no dormía tan bien como anoche.

Asentí para darle la razón mientras tomaba un sorbo de agua.

— Estoy de acuerdo.
— Pues, a decir verdad, me sorprende que hayas podido pegar ojo— dijo Yeosang, mirándome por encima del borde de su vaso. Levantó tanto las cejas que casi le desaparecieron tras el flequillo.
— ¿Qué quieres decir?— pregunté.

Jimin y él intercambiaron una mirada cargada de complicidad.

— Bueno, ayer saliste disparado como una flecha detrás de San, cuando se levantó de repente— comentó Yeosang con cautela.
— Y luego pudimos disfrutar de lo lindo con vuestro número de baile— intervino Jimin. Inclinado sobre la mesa, se dedicó a mirarme meneando las cejas y pasándose la lengua por el labio inferior—. No querrás hacernos creer que te has pasado la noche roncando como si nada, después de tu baile con Choi San.

Empezar (Woosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora