Hice algo que había estado postergando desde hacía demasiado tiempo: llamar a mi madre.
Al menos, lo intenté. El caso es que me pasé una hora tratando de no colgar el teléfono antes de que terminaran de marcarse todos los dígitos.
Yeosang había salido a dar un paseo bien largo para darme tiempo a hablar con mi madre con calma, aunque al final no había sido capaz de llamarla. Ni siquiera sabía lo que quería decirle. Entre nosotros habían sucedido tantas cosas que llamarla por teléfono para decirle "Eh, gracias por haber convertido mi vida en un infierno durante los últimos años" no me parecía suficiente ni mucho menos.
Además, había estado pensando durante varios días en las palabras de Yeosang. Sin lo de Kail y el comportamiento más que reprobable de mi madre, nunca me habría decidido a mudarme a Seúl. Y sin esa necesidad de empezar de nuevo jamás habría encontrado amigos maravillosos. Ni me habría enamorado..., algo que antes de trasladarme me habría parecido inconcebible. Asimismo, tampoco habría aprendido tantas cosas sobre mí mismo ni habría logrado superar las limitaciones que me había autoimpuesto. Sin todo aquello, no sería la persona que era en esos instantes. Una persona que, además, me caía bastante bien. De hecho, tenía la sensación de ir por buen camino.
Respiré hondo y pulsé el botón de rellamada cerrando los ojos con fuerza. Poco a poco, me acerqué el móvil al oído. El corazón me latía a toda prisa.
Mi madre cogió el teléfono y yo contuve el aliento.
— Wooyoung— dijo, y con sólo oírla pronunciar mi nombre noté un escalofrío en la espalda—. Sabía que tarde o temprano acabarías llamando.
Aunque en ese mismo instante nada me habría gustado más que introducirme por el teléfono para salir por el otro extremo de la línea y zarandearla agarrándola por el cuello, hice el esfuerzo de ignorar su comentario mordaz.
— Hola, mamá— dije con falsa cordialidad mientras arrugaba la colcha de Yeosang con la mano—. ¿Cómo estás?
Mentalmente me iba advirtiendo a mí mismo que no era cuestión de soltarle de golpe todo lo que me había estado callando durante tantos años.
— ¿Cómo quieres que esté, después de que me pusieras en evidencia durante la gala que celebramos en nuestra propia casa? Mira que presentarte con ese... ¡con ese punki!
A partir de ahí decidí no seguir escuchando sus palabras. De repente, una sensación de serenidad se apoderó de mí y me di cuenta de que lo conseguiría. Era lo suficientemente fuerte para hacerlo.
— Mamá— intervine sin alzar la voz.
— No me interrumpas, Wooyoung. Si me haces una pregunta, lo mínimo que deberías hacer es escuchar mi respuesta.
— No te he llamado para que me pegues la bronca— repliqué, reclinándome con tranquilidad y dirigiendo la mirada al techo. Yeosang había pegado allí un mapa con los continentes pintados de colores distintos que brillaban en la oscuridad.
— Entonces, ¿a qué debo el honor de tú llamada?— preguntó en tono sarcástico.
— Estabas segura de que iría a la gala, ¿verdad?
Demostré una paciencia bárbara esperando una respuesta, pero no obtuve ninguna.
— Si contabas con mi presencia en la gala, como tú misma dijiste..., ¿cómo pudiste permitir que asistiera Kail?
La oí resoplar.
— Intenté no darle más vueltas, ¿sabes?— añadí mientras me enrollaba un mechón de pelo en el dedo—. Quería simplemente olvidar el tema y ya está. Pero no me lo quito de la cabeza... ¿Cómo pudiste hacerlo, mamá?
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Empezar (Woosan)
RomanceWooyoung está a punto de empezar la universidad y necesita encontrar apartamento. San se ha quedado sin compañero y él solo no puede pagar todo el alquiler. Wooyoung y San se verán obligados a compartir piso y sólo deberán cumplir 3 sencillas reglas...