La séptima visita fue a un piso que resultó ser incluso mejor que en las fotografías que había visto. Estaba a apenas un cuarto de hora del campus, en un barrio bonito en el que vivían muchas familias y gente mayor, pero también algún que otro estudiante. Todo me dio muy buena impresión, desde las zonas verdes que había frente a la entrada, pasando por un pequeño parque que había al lado, hasta la escalera. El piso en sí era realmente de ensueño. Los suelos de parquet oscuro combinados con las paredes blancas le daban un toque entre rústico y moderno. En el amplio salón había una pared de piedra preciosa que encajaba a la perfección con los marcos de madera clara de las puertas y ventanas. De hecho, solo le faltaba una chimenea para ser tan acogedor como una casita de campo. La cocina era pequeña, pero estaba bien equipada, igual que el resto de las estancias, y el baño estaba recién reformado. Incluso tenía bañera, además de ducha. Frente al salón había dos grandes dormitorios de tamaños muy parecidos. Uno de ellos tenía las ventanas más grandes y enseguida decidí que sería el mío, si acababa quedándome el piso.
Di una vuelta sobre mí mismo, sonriendo. Sin embargo, la euforia quedó empañada por el recuerdo de haber sido rechazado ya en uno de los pisos. ¿Qué me hacía pensar que allí tendría más éxito? La gente acudía en tropel en cuanto se ofrecía un piso tan bonito como ése.
Por suerte, en lugar de un agente inmobiliario, se encargó de la visita la arrendadora en persona. Era una anciana muy amable que, según nos contó, tenía un nieto muy manitas que la había ayudado a dejar el piso presentable. Jimin empezó a preguntarle cosas sobre el nieto en cuestión mientras Yeosang y yo recorríamos de nuevo todas las habitaciones.
— Quiero vivir aquí— le dije a mi amigo, colgándome de su brazo—. Me encanta.
Noté una sensación parecida a la que había tenido la primera vez que había visto el piso de San..., y encima sin tener que aguantar sus comentarios mordaces y su mirada inquietante.
— Ojalá no tuviera la plaza de la residencia hasta fin de curso— exclamó él con un suspiro, y acto seguido señaló el sofá, que ocupaba un puesto central en el salón. Delante había una alfombra mullida y, encima de ésta, una mesa de madera del mismo color que el suelo—. Parece mucho más cómodo que tú sofá cama.
Pensar en mi querido sofá cama me dolió. Se había quedado en mi antigua habitación. Jimin ya me había ofrecido la posibilidad de pasar a recoger el resto de las cosas que habían quedado en casa de San, y yo se lo había agradecido muchísimo. Una parte de mí no deseaba nada más en el mundo que hablar con San y escuchar la historia de su ex y su hermano de sus propios labios. No obstante, también sabía perfectamente que aquello me dejaría alterado, revuelto por dentro y todavía no me lo podía permitir. Necesitaba encontrar un piso. Y tenía un plan. Quería volver a ir por el buen camino y gozar de cierta seguridad y estabilidad, algo que San simplemente no podía ofrecerme. Por mucho que deseara que las cosas hubieran ido de otra manera entre nosotros, había llegado la hora de pensar solamente en mí mismo. Quería levantar cabeza de una vez por todas. Al fin y al cabo, la libertad había sido el motivo principal por el que me había mudado a Seúl.
Oímos reír a la señora Kim en voz alta y volvimos al pasillo llenos de curiosidad.
— ¡Ay, cómo eres, Jimin!
Yeosang y yo intercambiamos una mirada divertida.
— Pero no eres tú quien quiere venir a vivir aquí, ¿verdad?— preguntó la señora Kim, levantando la mirada hacia Jimena. Al parecer, había intentado ganarse aquella buena mujer con su encanto y la tenía en el bolsillo.
— No, pero seguro que vendré a visitar a mi amigo Wooyoung muy a menudo— replicó él, sonriendo de todo corazón.
— Alguien que tiene amigos tan encantadores como tú sólo puede ser buena persona— dijo ella, mirándome—. Si quieres, puedes quedarte en el piso.
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Empezar (Woosan)
RomanceWooyoung está a punto de empezar la universidad y necesita encontrar apartamento. San se ha quedado sin compañero y él solo no puede pagar todo el alquiler. Wooyoung y San se verán obligados a compartir piso y sólo deberán cumplir 3 sencillas reglas...