Capítulo 1 – 18 de diciembre
Azrael estaba sentado en su mesa habitual, la que quedaba justo a la entrada de la cafetería. Aparentaba estar absorto en su laptop, pero sus ojos, siempre ocultos tras una gorra negra y gafas oscuras, no dejaban de seguirla. Tres meses llevaba repitiendo la misma rutina: llegaba, pedía un frappé de cappuccino —una ironía considerando que odiaba el café en todas sus formas—, y observaba en silencio. Era un sacrificio menor comparado con lo que tenía en mente. Todo esto formaba parte de su venganza.
Los Rubalcaba De la Cruz eran una familia prominente. Su cafetería lideraba en el estado; el lugar perfecto si buscabas una buena taza de café. Además, su ambiente inigualable—fresco en verano, acogedor en invierno—hacía que fuera el favorito de la élite local. Pero lo más valioso en ese lugar no era el café ni su renombre, sino Ketzaly, la hija y única heredera. Una chica que todos deseaban, pero que ya estaba comprometida con un empresario extranjero: Alexander Vaknik, un respetado rabino judío con el que, según decían, se iba a casar pese a las diferencias religiosas. El compromiso había sido noticia nacional.
Azrael lo había seguido todo de cerca. El compromiso entre Ketzaly y Alexander había sido una noticia explosiva, no solo en Guanajuato, sino en todo México. Era bien sabido que un rabino judío no podía casarse con alguien fuera de su fe, pero Alexander estaba decidido a demostrar que, ante los ojos de Dios, la religión era secundaria, que el verdadero mandato divino era el amor. Los Rubalcaba De La Cruz, una familia extremadamente católica, recibieron el anuncio con un entusiasmo absoluto, al igual que la iglesia local, que veía la unión como una oportunidad para exhibir un experimento casi providencial. El matrimonio se convirtió rápidamente en el tema más comentado del año.
Pero, en realidad, todo era puro chisme. Al estado y a la sociedad no les importaba el amor ni agradar a Dios; lo que en verdad les fascinaba era la belleza de los futuros esposos, sobre todo la de Ketzaly, quien, además, su familia se jactaba de anunciar, ella seguía siendo virgen por su devoción al catolicismo. En un país donde casi todos profesaban la misma fe, la virginidad de Ketzaly se convertía en una joya que todos admiraban. Pero detrás de esa devoción religiosa, se escondía la verdadera razón del rechazo hacia las creencias ajenas: los católicos en su fervor desmedido parecían más obsesionados con imponer nombres ridículos a sus hijos que con seguir auténticamente los valores cristianos. Nombres de ángeles, por ejemplo. Él mismo era una víctima de ese fanatismo.
¿Quién en su sano juicio nombra a su hijo "Raziel" o "Jofiel"? ¡O peor aún! Su propio nombre... Azrael.
Ese nombre, cargado de simbolismo, le pesaba como una cadena invisible. Azrael, el ángel de la muerte. Como si su destino hubiera sido escrito antes de que pudiera siquiera elegir su propio camino.
Lo que más lo enfurecía era recordar aquel accidente en el autobús que viajaba de Ciudad de México a Guanajuato. Un hecho que sacudió al país entero: 23 personas murieron, pero dos sobrevivieron. Una de ellas, Mía Citlali Alvarado, una bailarina de ballet prodigiosa que quedó parapléjica. La otra, Ketzaly Rubalcaba, quien, según los medios, "levantó plegarias a Dios en medio del caos" y salió prácticamente ilesa, con apenas unos rasguños. Los titulares celebraban el milagro, mientras que el destino de Citlali fue relegado a una nota de pie de página. El país entero parecía al borde de canonizar a Ketzaly, la niña rica, pura y bendecida, que había sido "salvada por su fe".
Pero la verdadera tragedia, pensaba Azrael, era la historia no contada de Mía Citlali. Su vida había sido destrozada, y su familia, arruinada. Su madre perdió el trabajo al pedir permisos para cuidarla, y su padre fue degradado en su empleo tras rogar por conservarlo. La familia apenas tenía dinero para comer dos veces al día, y Citlali cayó en una depresión devastadora, incapaz de hablar, de moverse, apenas comía.
ESTÁS LEYENDO
Penitencia
Любовные романыLa vida de Ketzaly da un giro aterrador cuando es obligada a casarse con Azrael, su agresor, para evitar la deshonra de su familia católica. La imposición de sus padres marca el inicio de una relación turbulenta, donde el odio inicial lentamente se...