Capítulo 10

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Ketzaly se empinaba la lata de bebida energética, nunca las había probado, sabia tan rica, apenas regreso la cabeza a su posición normal, la agacho.

—Deberías irte ya a tu casa, mi papá no tarda en venir a correrte.

—Pues me espero a que venga y me corra, llevo casi una hora pidiéndote que salgamos a caminar.

—No es lo mejor Alexander, si alguien de prensa nos ve, vamos a crear un drama y mi papá se va a enojar.

Alexander bufo, metiéndose las manos a los bolsillos, miraba a su amada, ahí, sentada en las escaleras, tan chiquita, había llegado justo a tiempo, si no, estaba seguro volvería a caer en esas sustancias, el sonido de tacones lo saco de sus pensamientos, reconocía ese caminar, y justo como lo estaba pensando, venían sus ahora ex suegros.

—¿Ya se van? — hablo primero Alexander.

—Si, de echo veníamos por Ketzaly.

—Quería pedirle permiso Ricardo, para ser yo quien llevara a Ketzaly a su casa, pero antes, me gustaría tomarme por última vez una cerveza con ella, en el bar frente al lago.

Ricardo primero miro su reloj y volvió la mirada a Alexander con desaprobación.

—Es casi media noche, no es hora que una joven de casa ande en la calle.

—Por favor Ricardo — Elena ahora abogaba por ellos — después de todo es como dice Alexander, puede que sea su última vez pudiendo salir, déjalos ¿sí?

Ricardo se le quedo mirando por unos segundos, despues trago saliva.

—¿A qué hora volverán?

—Antes de las 3 de la mañana.

—¡¿Qué?!

—Van a dar las 12 Ricardo, por favor, va a casarla con alguien que le hizo algo tan atroz, y yo, que siempre la respete ¿no me la puede prestar solo unas horas? Prometo que nadie nos va a ver, el dueño del bar es amigo mío, traigo otro auto, juro que nadie nos va a reconocer — Alexander se sentía tan patético rogándole, sin embargo, era ahora o esperar.

—Está bien, pero ni un minuto más Alexander — al escuchar la respuesta de su padre, Ketzaly se levantó casi como un resorte — si llegan despues de las 3:00 no voy a permitir siquiera que estes cerca de ella despues de que se case.

—Se lo prometo que no, no estoy dispuesto a correr ese riesgo.

—También, si tan solo un rumor sale, o una cámara los capta, será exactamente lo mismo y encima serás tú quien salga a dar la cara por la situación.

—De acuerdo, quédese sin pendiente porque me haré responsable de todo.

—Ok, váyanse ya antes de que se les haga más tarde.

Alexander agarro a Ketzaly del brazo y los dos salieron a prisa del salón, Ricardo se quedó quieto sin moverse, pensando en si había hecho lo correcto, estaba actuando por impulso a todo, solo esperaba no estarse equivocando más de lo que ya creía estaba haciendo mal, era consciente de la situación, de que se estaba ganando el odio de su hija, que muy probablemente pudiera estarle arruinando la vida, pero a la vez, estaba aventando un volado al destino, sabia de la inocencia de su hija, siendo consiente que no estaba pensando en todo lo que abarcaba su abuso, estaba convencido en que en unos meses más, le iba a agradecer por casarlo con el padre de su próximo hijo.

Ketzaly, aprovecho cada minuto para reír, llorar, creer que por un momento su vida volvería a ser la misma, odiaba la cerveza, no era del todo su gusto, pero con Alexander parecía que ni siquiera sentía el sabor amargo, salieron justo a las 2:30 del bar y se dirigieron al auto, Alexander no entro, se siguió derecho, recargándose en un barandal que separaba el pavimento del lago, Ketzaly lo siguió, se quedaron mirando por un segundo el agua, misma que reflejaba las luces de la ciudad.

PenitenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora