Azrael miraba a su alrededor con desgano, observando a sus amigos y familiares fascinados por el despliegue de lujo y riqueza. Sentía una punzada de vergüenza ante sus rostros impresionados. ¿De verdad tenían que exhibir tan poco gusto y demostrar que no estaban acostumbrados a nada de esto? Rodó los ojos. Lo único que quería era que todo terminara. Seguía indeciso sobre darle el anillo de su mamá, como fuera, apenas les cambiaran los anillos se lo iba a quitar y lo pensaba regresar. Sin embargo, un nerviosismo le recorrió el cuerpo.
Se supone que ahí estaba el antiguo prometido ¿no? Lo busco rápido con los ojos, intentando evitar las miradas de sus conocidos, en especial la de Cáterin, quien no había dejado de verlo desde hace rato y casi quería comérselo con la mirada. Ahora que lo pensaba ¿El otro tipo no iba a querer golpearlo o algo así? Después de todo le había tocado a su pareja, no era que tuviera miedo, sabia pelear y muy bien, practicaba MMA. Pero realmente prefería evitar cualquier drama frente a la prensa, que ya empezaba a enfocar sus cámaras hacia el kiosco. La luz de los flashes comenzaba a centellear, haciendo la atmósfera aún más surrealista. De repente, soltó una pregunta espontánea, pero sin disimular la incomodidad:
—¿Por qué Ketzaly y Alexander se seguirán hablando?
Ricardo, sin siquiera mirarlo, siguió revisando los detalles del evento.
—¿Te molesta?
—No como tal ― Azrael percibió el cambio en la expresión de Ricardo, y, tomando aire, reformuló rápidamente su respuesta ―. Pero, bueno... Con el tiempo, estoy seguro de que no me parecerá correcto que mi esposa le hable a su ex.
―Bueno ― justo como Azrael pensó, su expresión cambio ― en eso tienes razón, pero de momento, te pido no le prohíbas el contacto, tenemos algunos negocios de por medio, por lo mismo de que estábamos seguros seriamos familia ― soltó un suspiro largo ― pero Dios ya tenía otros planes con mi hija... ― Azrael levanto una ceja rápido – una de las condiciones de Alexander para no romper los tratos, es que tampoco pierda el contacto con Ketzaly, ya que los dos iban a estar llevando el control de la sucursal en la capital ― Azrael asintió con su cabeza, realmente se pudrían en dinero, Ricardo miro su teléfono y volteo con uno de los guardias cerca de ellos ― Faltan 5 minutos para empezar, ¿Dónde está Ketzaly?
―En su recamara aún, señor.
―Y ¿A Alexander lo has visto?
―No, creo que fue al baño.
―Ok, ve a buscarlo, dile que tiene que estar hasta adelante cuando se dé la noticia junto con su nueva novia y después de eso ve por Ketzaly, es momento de empezar.
―Si señor.
Azrael siguió mirando, impresionado, cómo todos obedecían a Ricardo sin rechistar. Era alguien extremadamente astuto y, según veía, también un buen líder. Sus manos se frotaron una contra otra en busca de calor, sin saber si el escalofrío era por el clima o por los nervios que sentía.
Mientras tanto, en una esquina apartada de la casa, Ketzaly miraba a Alexander con un brillo anhelante en los ojos que a él le rompió el corazón.
—Sí, Alexander, quiero escaparme contigo —respondió ella, susurrando, como si el solo decirlo en voz alta le trajera esperanza.
Él suspiró, con una mezcla de ternura y tristeza.
—Primero vamos a terminar con este teatro... Porque, la verdad, vine sin permiso. Ni tu padre sabe que estoy aquí.
Ketzaly frunció el ceño, detectando algo en su voz. Lo conocía demasiado bien como para no darse cuenta de que algo iba mal.
—¿Qué ocurre, Alexander? —preguntó, con el corazón ya acelerado.
ESTÁS LEYENDO
Penitencia
RomanceLa vida de Ketzaly da un giro aterrador cuando es obligada a casarse con Azrael, su agresor, para evitar la deshonra de su familia católica. La imposición de sus padres marca el inicio de una relación turbulenta, donde el odio inicial lentamente se...