Capítulo 33 - La bruja y el cazador.

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Les pido una disculpa por la demora, ando pasando por situaciones de el guerrero favorito de Dios y estoy un poco grave de salud, pero no crean que este cap es de esta semana, ya casi termino el del viernes, ese les prometo puntualidad, además de que a Alejandra Maldonado le debo un cap extra, y las promesas se cumplen jiji. 
Y ya saben, como siempre, me ayudarían mucho con su voto. Nos leemos en los comentarios.


~♰~


Azrael se encontraba con Jorge y Cristiam riéndose de un video en TikTok mientras esperaban afuera del salón de artes escénicas a que saliera Ketzaly. Ellos ya se habían probado sus propios vestuarios, al menos él y Jorge; Cristiam no estaba participando.

Apenas Cáterin salió, caminó en dirección opuesta a ellos sin siquiera saludar. Azrael levantó la mirada, incrédulo de que siguiera sin dirigirle la palabra. Habían pasado dos semanas desde aquel incidente, y parecía que la situación no mejoraría pronto. Ni siquiera durante los descansos la encontraba, siempre desaparecía antes de que pudiera hablarle. Ya había entendido la indirecta: estaba molesta con él.

—¿Y tienes algo planeado para celebrar hoy, amigo? —preguntó Jorge, deslizando con su dedo la pantalla mientras seguía viendo su FYP.

—Mmm... la verdad, no mucho. Trabajar, y tal vez en la noche le invite una pizza con vino, le gusta el vino tinto... o, mejor, le preparo un frappé de moka, son sus favoritos y le encanta cómo me quedan.

—Cuatro meses se pasaron volando —comentó Cristiam, estirándose—. Yo no sabía que también los meses de casados se festejaban.

—Ni yo, hermano. Es más, ni los de novios festejé.

—¡Jajaja! —el comentario estuvo demasiado pendejo, Cristiam se burló—. Te vas a ir al infierno por mamón, en serio.

Azrael y Cristiam se rieron, aunque Jorge encontró el comentario gracioso, se contuvo un poco, manteniéndose más serio.

—Por cierto, la siguiente clase la tenemos libre, ¿no? —preguntó Azrael.

—Sí.

—¿Me acompañan al centro comercial? Quiero ver si encuentro algo para Cáterin.

—¿Cáterin? —Cristiam se rascó la mejilla—. ¿No era para tu esposa?

—No, para ella ya tengo algo mejor planeado. Pero con Cáterin quiero reconciliarme. Nunca nos habíamos enojado así. Es decir, sí hemos tenido discusiones, pero no al punto de que me ignore por completo. Así que... ¿qué dicen? ¿Me acompañan?

Ambos asintieron con la cabeza.

En ese momento, Ketzaly salió del salón limpiándose la cara con toallitas húmedas. Apenas Azrael la vio, se acercó y la abrazó por los hombros. Unos segundos después, Jeaqueline y Alma también salieron, y las acompañaron rumbo a su salón. Platicaban sobre los nervios que sentían por el día de mañana, ya que por fin sería el festival de artes. Aunque no tenían que actuar, solo debían caminar por la escuela en personaje, eso no lo hacía menos preocupante.

Azrael, sin embargo, tenía otras inquietudes en mente. Sabía que Ketzaly tendría que usar un corsé demasiado ajustado para su papel de bruja, igual que Jeaqueline. A él, todos los demás personajes le daban igual, excepto ella. Y peor aún, sabía que Alexander estaría ahí. Ese imbécil. Al menos se consolaba con la idea de que Alexander seguramente estaba molesto. Azrael había visto cómo miraba a Ketzaly llena de marcas. Sabía que algo había ocurrido, aunque Ketzaly se negó a hablar del tema. Solo a él lo miraba con todo el odio del mundo. Durante esas dos semanas, Alexander había dado clases usando cubrebocas y hablando lo menos posible. Él mismo decía que "estaba malo de la garganta", pero Azrael sabía la verdad: sus labios hinchados no le permitían hablar bien.

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