Capítulo 16

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El elevador pitó, y se abrió en el piso 10, Azrael levanto la vista. Saliendo él, entro un doctor alto y de ojos peculiarmente azules, quien lo vio de manera muy directa – buenos días – dijo el adulto, -Buenos días – respondió de vuelta Azrael, aunque le quiso sostener la vista prefirió continuar caminado, había ido al sauna, no entro directamente a los vapores, en su lugar se fue a las regaderas, ahí se bañó, dejando que el agua caliente golpeara en su cuerpo, relajando sus músculos, mismos que se definían claramente bajo su piel, sintiéndose ligeramente mal al ver su pene lleno de sangre, sabía que no estaba bien pero su mente se debatía en que quería hacerla sufrir todo el año próximo, recordando que si estaban ahí era por culpa de Ketzaly, por haberse dejado atrapar y confesar todo, por haber mentido y quitarle la atención a su hermana, además, nunca iba a olvidar como Ricardo los había tratado durante toda la semana anterior, sobajándolos y mirándolos como si fueran poca cosa.

Y a su vez, estaba su lado racional, que quería llevar la convivencia en paz, solo sería un año ¿Qué más daba? Iban a vivir juntos podían ser como roomies ese tiempo, además iban a darle trabajo en la cafetería, no iba a ser solo un mesero o cajero, iba a llevar a cargo toda la administración, podría apoyar a su mamá con su sueldo, finalmente dejarían de comer solo 1 o 2 veces al día, iban a poder comer bien, vestir bien, sin mencionar que quien ganaba principalmente con todo eso, era Citlali...

Llego hasta su habitación, saco la tarjeta de acceso y entro, el primer aroma que le llego fueron vitaminas, entonces, ese doctor venia de su habitación y ahora que lo recordaba era obvio, no había visto a nadie de allí con esos ojos tan celestes como los de ese doctor, además la manera en la que lo vio, claro que era un Rubalcaba. Llego hasta la única recamara y se asomó, aunque ya eran las 11 de la mañana, ahí dentro estaba oscuro, las persianas estaban abajo, y sobre la gran cama se miraba un pequeño bulto.

Camino lento hasta ella, lo primero que noto fue que en la mesa de noche al lado derecho había una taza de té y un plástico de pastillas vacío, en el bote de basura había una jeringa con un pequeño bote de vidrio, de ahí venia el fuerte olor a vitamina, suponía estaba sedado, porque su rostro seguía rojo y la hinchazón debajo de sus ojos se veía exagerada.

Azrael se quedó parado a un lado de la cama, viendo como dormía, y aun así estaba con el ceño fruncido, su respiración, aunque acompasada, respingaba aun con un puchero, como si estuviera soñando o teniendo una pesadilla...

La cama seguía tendida, sobre ella tenía una manta rosa con corazones ¿de dónde había sacado eso? Se miraba demasiado infantil, pero hacia buen contraste. Se acerco más, sentándose al filo de la cama a un lado de ella, y la miro, su rostro delataba totalmente que aún era una niña, porque eso era, acababa de cumplir 18 apenas hace un mes y eso le hizo sentir culpa, la diferencia de edad, aunque no era mucha, si era de 4 años y él en un mes más estaría cumpliendo 23, lo habían casado con una niña... o quien sabe si a una niña la habían casado con un adulto.

Que, para colmo de males, a él ni siquiera le llamaban la atención esa clase de mujeres, a él le interesaba alguien mayor, que ya fuera madura, no alguien sin experiencia y que le gustaran las cosas con corazones. Se paso las manos por los cabellos negros suspirando, honestamente si se arrepentía de la decisión que había tomado, no debió haber llegado tan lejos, menos ahora que la conocía, que había convivido un poco más con ella, dándose cuenta que ella no era la egocéntrica, tampoco era altanera ni se creía la gran cosa, Ricardo si, y a lo que podía ver, estaba equivocado con quien se desquito.

Veía el pecho de Ketzaly subir y bajar de acuerdo a sus respiraciones y se dio cuenta que su mano izquierda estaba reposando sobre su estómago ¿la habría lastimado? Suponía que sí, era bastante sangre la que tenía después de eso, volteo hacia los pies de la cama y noto que ya no estaba tampoco la sangre, entonces también cambiaron las colchas de la cama por nuevas, más razones para que el tipo ese lo viera feo, entonces se preocupó, al ver sangre y ver a Ketzaly tal vez lastimada ¿no le iban a hablar a la policía? Y ahora si meterse en un problema grave, mierda, tal vez todo eso solamente era un plan más para ponerle el pie y ahora si meterlo a la cárcel, el enojo volvió y empeoro cuando vio que, en la cama, se ilumino el celular de Ketzaly, en la pantalla se veía la llamada entrante de Alexander, el celular no vibraba ni sonaba, eso quería decir que estaba en silencio para que no se escuchara, algo más le estaban ocultando, eso era obvio.

PenitenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora