—Señora Isabela Anderson Smith. ¿Es correcto? —preguntó el médico, mirando su ficha.
—Así es —respondí, tratando de sonar segura y calmada.
—¿Para cuándo queda programada su cita?
—¿Podría ser mañana, lo más rápido posible? Tengo el dinero suficiente para cubrir todos los gastos.
El médico asintió, comprendiendo la urgencia.
—De acuerdo. Queda programada para mañana entonces.
Mi corazón dio un vuelco de alivio. Esto significaba que mi madre estaría ocupada con la operación mientras yo...
Agradecí al médico y salí del consultorio con una mezcla de alivio y urgencia. En el camino compré un ramo de rosas en una florería cercana y regresé a casa, tratando de calmar mis nervios. Al llegar, encontré a mi madre regando unas pequeñas macetas.
—Mamá, tengo buenas noticias —dije, entregándole las rosas.
Ella dirigió su vista hacia mí y sonrió al verme.
—¿Qué pasa querida?
Le extendí las rosas y la vi iluminarse.
—La operación está programada para mañana.
Su expresión cambió de sorpresa a preocupación.
—¿Mañana? ¡Es tan pronto!
—¡Lo sé! hablé con el médico y todo está arreglado. Mañana estarás en el mejor hospital.
—Aurora, significas todo para mí, sin ti esto no hubiera sido posible. Mientras estés conmigo, seré valiente para aguantar la operación —dijo, apretando mi mano.
Sus palabras me partieron el corazón, sabiendo que no podría estar ahí con ella. Tomé aire y decidí contarle la verdad.
—Mamá, hay algo más que quiero decirte —empecé, eligiendo mis palabras con cuidado.
Mi madre me miró, percibiendo la seriedad en mi voz.
—¿Qué sucede?
—Encontré un trabajo fuera de la ciudad donde ganaré el triple. Tendremos una mejor situación económica, pero la cita de trabajo es mañana mismo y no puedo perder la oportunidad.
—¿Mañana? —repitió, la sorpresa y la tristeza reflejándose en sus ojos.
Asentí, las lágrimas amenazando con brotar.
—Pero...¿Cómo harás entonces para ir y venir de tu trabajo a la casa? Será muy pesado.
—Tendré que mudarme de la ciudad.
Mi madre se quedó en silencio, procesando la noticia. Luego, con una voz temblorosa, dijo:
—¿Te irás justo cuando más te necesito?
Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas.
—Mamá, no quiero dejarte sola, pero esta es una oportunidad que no puedo dejar pasar. Es por nuestro futuro. Te prometo que haré todo lo posible para que estés bien atendida y cuidada mientras me adapto al nuevo trabajo.
Mi madre se limpió las lágrimas, tratando de ser fuerte.
—Me parece bien, Aurora. Has pasado toda tu vida preocupándote por mi. Es momento de que empieces a hacer tu vida, que tengas tu propia casa y que algún día encuentres el amor.
Sus palabras me conmovieron profundamente. Sabía que estaba sacrificando mucho porque ella estuviera bien, y eso sólo aumentaba mi fuerza de hacer que todo esto valiera la pena. Me acerqué y la abracé con fuerza, deseando que entendiera cuánto significaba para mí su apoyo.
ESTÁS LEYENDO
LOS WINSTON
Mystery / ThrillerAurora nunca imaginó que su vida cambiaría tan drásticamente. Trabajando en un bar para pagar las medicinas de su madre enferma, se ve arrastrada a un oscuro mundo de secretos y peligros cuando conoce a Nicolás Winston, un misterioso y adinerado hom...