Capitulo 1

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Baje rápido por las escaleras mientras me ponia mi chaqueta.

—¿Papa ya estas listo?—

—¿Listo para que?— Dijo con la vista puesta en la computadora -

—Prometiste que iríamos al cine para compensar lo del fin de semana pasado— Le recordé, me había prometido salir solo nosotros a cenar pero me dejo plantada en ultimo minuto.

—Lo siento ahora no puedo Emma— me dijo sin levantar la vista de la computadora— Dejémoslo para el próximo sábado, tengo mucho trabajo.

—Está bien, saldré a comprar algo

No obtuve respuesta alguna de el. Tome las llaves de mi carro y salí de casa.

Ya no me sorprendía en lo absoluto, me habia acostumbrado a este tipo de situaciones. 

Maneje un rato y me pare en una tienda que estaba abierta, estacione mi auto y me baje. Tome una tableta de chocolate.

— Hola soy Miguel

Mire al chico que estaba frente a mi —Soy Emma— le sonreí —¿No eres de por aquí verdad?

—Soy de Ecuador, nos acabamos de mudar

—Genial

Camine hacia el mostrador con el detrás de mi. Me gane a un lado de un hombre con cabellera rubia para esperar mi turno.

Pinche pendejo, tal vez tiene el gancho pequeño

Miguel soltó una pequeña risa

—¿Que fue lo que dijo?— Le susurre

El se acerco a mi oído y me tradujo lo que el hombre le había dicho.  No pude evitar soltar una carcajada , me tape la boca para evitar mi risa

—¿Qué dijiste?— el se giro hacia nosotros —¿Que dijo?

Yo solo mire hacia otro lado para evitar que viera que contenía una gran carcajada, en cambio Miguel si le contesto.

—Dijo que usted lo tiene...— Miguel le hizo un gesto con la mano, lo que hizo que el hombre se volteara a ver al vendedor

—¿Tengo un pene pequeño?— Pregunto indignado— Repita ahora lo que dijo

—No me da miedo imbécil

El rubio le arrebató la pizza de la mano y le arrojó el billete al suelo y salió furioso.

Me di vuelta y agarre una bolsa de papas fritas para llevárselas a Anthony, las galletas favoritas de papá y fui a los refrigeradores para sacar una caja de pizza congelada.

Pagué y me di vuelta para despedirme de Miguel —Nos vemos—

—¡Oye!— Me agarro el brazo — ¿Puedes darme tu numero? No conosco a muchas personas por aqui —El rasco nervioso su cabeza.

same problemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora