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Emma no le había dirigido la palabra a ninguno de los chicos que habían estado en la tienda de tatuajes. Había mucha información y confusión en su mente.
Primero la aparición de Ali y Johnny en su puerta. Se alegraba de haber arreglado las cosas con Johnny, aunque todavía se sentía realmente incomoda con el acercamiento de Ali. Pero tener tanto odio dentro de ella solo la estaba lastimando y solo necesitaba una manera de tratar de sanar. No iba a olvidar su ausencia, pero no quería quedar atrapada en el dolor y en el rencor.
Ver a Halcón tan destruido, la había destruido a ella misma también. Verlo en ese estado tan vulnerable solo le recordó como era el antes de que cobra kai apareciera. No vio a Halcón, vio a Eli, el chico indefenso e inseguro al que siempre intento ayudar.
La acción de Robby, por el contrario, la hizo dudar de que realmente conocía a su novio. El Robby Keene del cual se había enamorado jamás habría hecho eso. Buscaría la manera de solucionar sus problemas y lo mas importante de todo, jamás la hubiera ignorado de la manera en que el lo había hecho. Supuso que había cambiado mas de lo que ella se había dado cuenta.
No reconocía a Liam, habían estado separados un par de meses y apareció totalmente diferente en todos los aspectos. El Liam Jones que ella conocía jamás se hubiera quedando mirando como atacaban a un chico, mucho menos si lo atacaba un grupo y ese chico estuviera completamente solo. Liam Jones jamás fue un chico de venganzas, mucho menos se hubiera entrometido en problemas en los cuales el no estaba involucrado.
Pero sobre todas las cosas no entendía como no había sido capaz de defender a su amigo. Debió haber peleado mas, haber buscado la forma de liberarse del agarre de Liam y dar palea.
Emma paso sus manos por su rostro, tratando de despejar su mente y concentrarse en la clase que el sensei Silver les estaba dando.
—Concéntrate, LaRusso —Le ordeno Silver al ver que no estaba practicando los golpes que le había ordenado a toda la clase.
Kreese observaba la clase con los brazos cruzados, analizando cada movimiento de sus estudiantes. Para el no paso desapercibido la desconcentración evidente de la chica LaRusso, había llegado retrasada a clases, no le había dirigido la palabra a nadie, sus golpes no estaban siendo realizados de la manera correcta y ella parecía no notarlo.
—LaRusso—Kreese la llamo, interrumpiendo la clase del sensei Silver—A mi oficina.—Le ordeno.
Silver le dio una rápida mirada de enfado al ser interrumpido. Emma, fue hacia su sensei e ingreso detrás de el a la oficina.
—Siéntate—Le ordeno a la chica, quien le obedecían sin reclamar—¿Qué es lo que te tiene tan desconcentrada, Emma?
Emma aclaro su garganta antes de hablar—Solo no es un buen día.
—¿Esto tiene algo que ver con lo de Moskowitz?—Pregunto mientras se inclinaba levemente sobre el escritorio.
Emma desvió la mirada al darse cuenta que su sensei ya sabia lo que había ocurrido la noche anterior. —No quería que le hicieran eso a Halcón.
