🔥Amor En Candela🔥

68

Isabella

Esa noche, mientras acariciaba a mi gato y pensaba en todo lo que Aless y Luca habían hecho, la rabia seguía burbujeando dentro de mí. Lloré, sí, porque la idea de que algo le pasara a mis gatos era demasiado para soportar, pero después de desahogarme, lo único que quedaba era una determinación ardiente.

Me prometieron guerra, y les daría exactamente eso.

Después de revisar que todo el mundo estuviera en sus habitaciones y que nadie sospechara mis movimientos, comencé mi plan. Primero, coloqué una serpiente de mentira justo en el pasillo que conectaba las habitaciones de Aless y Luca. Sabía que la luz tenue haría el resto.

Luego, fui al baño, llené un balde con agua bien fría y lo puse cuidadosamente sobre el marco de la puerta del cuarto de Luca. El equilibrio era precario, pero confiaba en que el desastre sería perfecto.

Con todo listo, volví a mi habitación, apagando las luces y esperando pacientemente.

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No pasó mucho tiempo antes de que escuchara movimiento. Era Aless, saliendo de su habitación, probablemente para ir al baño.

—¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESO?! —gritó de repente, y su voz resonó por todo el pasillo.

Me mordí el labio para no reír. Sabía que había visto la serpiente de mentira.

—¿Qué pasa? —preguntó Luca, abriendo su puerta de golpe… y en ese momento, el balde cayó con un gran "¡splash!", empapándolo de pies a cabeza con agua helada.

—¡Hijo de…! —gritó Luca, completamente congelado, mientras Aless, que también había salido para ver qué pasaba, recibió parte del agua en las piernas.

No pude aguantarme más y salí de mi habitación con una sonrisa triunfante.

—¡Buenos días! —dije alegremente, como si fuera la cosa más normal del mundo encontrar a dos hombres empapados y gritando en medio de un pasillo.

Ambos me miraron, con el agua goteando de sus ropas y el susto todavía evidente en sus caras.

—¿Tú… tú hiciste esto? —preguntó Aless, señalando la serpiente y luego el balde, su voz incrédula.

—¿Quién más podría ser? —respondí con una sonrisa inocente.

Luca frotó sus brazos, claramente tiritando. —Esto es demasiado, Isabella.

—¿Demasiado? —pregunté, arqueando una ceja—. ¿Esto es demasiado? ¿Y lo de esta tarde no lo fue? ¿O ya se les olvidó que casi me matan de un infarto?

Ambos se quedaron callados, probablemente porque sabían que tenía toda la razón.

—Esto es solo el comienzo —añadí, señalándolos con el dedo—. Y les recomiendo que estén preparados, porque no pienso detenerme.

Con eso, di media vuelta y regresé a mi cuarto, cerrando la puerta detrás de mí con un golpe satisfactorio. Dejé escapar una pequeña risa mientras me acostaba en mi cama, sabiendo que había ganado esta ronda.

Aless

No podíamos quedarnos con los brazos cruzados después del ataque frío y la maldita serpiente falsa. Isabella había declarado la guerra, y Luca y yo éramos expertos en ese campo. Así que, después de secarnos y planear un poco, llegamos a una idea brillante.

—Esto la dejará sin palabras —dijo Luca, sonriendo mientras colocaba los últimos detalles.

—Y no podrá quejarse, porque es completamente inofensivo —añadí, ajustando el cronómetro.