CAPITULO 10

14 2 0
                                    

Me gusta

VINCENT (21 años)


Hailey y su amiga vuelve otra vez al bar, me distraigo mucho cuando ellas están aquí porque aunque no saben jugar pool pasan mucho tiempo en una de las mesas, la del fondo preferiblemente. En ese lugar casi nadie las nota.

Aunque cuando las curvas de Hailey camina hacia la barra para pedir una nueva ronda de cerveza, se que todos miran su culo, como ahora que viene vestida con un jeans blanco que hace que sus caderas se vean más prominentes y esa blusa de vuelos roja que no puede esconder sus grandes tetas.

No mires sus tetas Vincent, no las mires — es lo que me digo cuando ella me habla.

— Te dije que puedo llevarte las cervezas — la reprendo cuando le doy unas botellas nuevas.

Ella solo sonríe coqueta y se muerde el labio.

Amo su boca, me gustaría saber que se siente morder sus labios y saborear su interior.

Hailey es tan sexy, y su rostro infantil me hace pensar cosas muy sucias sobre ella.

Controlarte idiota — vuelvo a fijarme en mi trabajo.

Mi padre me tiene con mucha presión, últimamente estoy demasiado distraído y cuando descubrió el faltante en los inventarios obvio que me culpo por eso.

Ya hace mucho no saco nada de la bodega y lo vendo sin que él lo sepa, antes lo hacía por rebeldía, odiaba este trabajo, y aun lo odio, pero con mamá en cama y él sintiéndose enfermo me toca a mi estar ocuparme de todo.

Al final, esto también terminará siendo mi futuro, y el futuro de mis hijos.

Pienso en eso y miro hacia Hailey.

¿Cómo sería tener hijos con ella? — pienso.

Pensar en ella embarazada, y yo haciéndole mucho niños eso me excita.

Rio solo al pensar en eso, Hailey es una chica muy linda, inteligente y jamás me miraría como el padre de sus hijos, ninguna chica de hecho, si es inteligente no lo haría. Nadie arruinaría su futuro con alguien como yo.

Vuelvo a mirar hacia la chica que está últimamente en mi cabeza, ella ríe y mira hacia mí, mi corazón se agita sin control. Es hermosa y se que un fracasado como yo no se la merece.

Trato de distraerme durante todo el tiempo que ella pasa ahí, pero es imposible ignorar su presencia.

Me siento tan jodido.

— ¡Vinc! — escucho que alguien me llama y noto que es mi padre que saca la cabeza por la puerta que da hacia la cocina.

Yo dejo de hacer lo que hacía y camino hacia el, no sin antes hojear hacia el lugar donde está Hailey y su amiga Helena, dos chicos se acercaron a ellas y el ardor de los celos corre por mis venas. Mi padre nota mi mirada y ve hacia donde yo veo. Uno de los imbéciles le quitó el taco a Hailey para mostrarle cómo jugar. Ella lo recupera y solo se ríe.

Quiero que ría solo conmigo.

— Deja de estar distrayéndote con pendejadas — dice mi padre y golpea mi cabeza.

No miro hacia atrás, estoy seguro que alguien nos vio.

Odio que me golpee delante de los empleados o de cualquier cliente, pero Roberto Benavides no le importa humillarme, si yo fuera una mierda como hijo dejara todo botado y buscaría mi propia vida. Pero no lo soy, no dejaría a mi madre sola moribunda en una cama.

INFIELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora