CAPÍTULO 29

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Estamos solos

HAILEY (18 años)


Me siento un poco zorra — pienso mientras ignoro lo que me habla Helena.

No le he contado todo a mi amiga, lo que pasó la última vez con Vincent, y si ella lo supiera también pensaría como yo, no solo fui un poco zorra en ese momento, me he portado con él así, y es algo que no logró evitar, nadie me ha provoca tal grado de excitación con lo hace Vincent cuando me toca.

Soy una especie de vela que cuando él se acerca me derrito. Así es.

Pero de llegar al modo de hasta pedirle masturbarlo ¿es como demasiado? ¿No?

Mientras mi amiga habla sin parar de algo sobre su nueva academia de pintura, yo la miro y me muerdo los labios, quiero decirle, quiero que me aconseje o me confirme si estoy actuando mal frente a él.

¡PORQUE NO SE COMO PARAR!

Es como si Vincent abriera la puerta de una nueva Hailey, menos tonta y muy cachonda.

Eso es, soy una cachonda sin control, o quizás ¿soy ninfómana? No es imposible que lo sea cuando aún soy virgen solo que me excito demasiado cuando estoy con él. Es más, ahora que pienso en su cara, en sus gemidos y en su... pene, tan duro y grande, por mi, puedo asegurar que estoy húmeda, no solo un poquito, estoy como un rio sin control.

— Tierra a Hailey — dice mi amiga chasqueando los dedos en mi cara Para que le presta atención.

No tengo idea de lo que hablaba.

Rio.

— Has estado muy rara hoy — dice ella haciendo un puchero mientras sus ojos achinados se entrecierran.

Vuelvo a reír.

— No es nada — le miento mientras aprieto mis muslos uno contra ,tratando de calmar continúa excitación en la que he estado sumida.

— No digas...

Helena se interrumpe y mira fijo detrás de mí.

Volteo al ver como señala con su boca, y me encuentro que es la camioneta de Vincent mientras se estaciona yo me vuelvo para verlo bajar de ella.

Mi corazón salta de mi pecho, pero no solo él palpita, en ese momento, sin saber nunca y experimentado un orgasmo, creo que si él me toca en ese preciso instante se que estaré cerca de conseguir uno.

Me mira desde lejos y se que sonríe, mientras yo parezco una tonta excitada con mi pecho acelerado y riendo como pendeja.

Si, lo sé, acabo de decir una palabra de las cuales no estoy acostumbrada decir, pero que me queda tan bien.

— Nos vemos mañana — le digo a Helena y camino hacia él.

Mi amiga se queja y me llama mala amiga por abandonarla, sin embargo, solo le sonrió y me despido con la mano.

— Te vas a repetir por abandonarme — me amenaza, pero se que solo estará furiosa por un rato.

Cuando llegó cerca de donde está, siento su olor, no es normal que siempre tiene, cigarro, madera húmeda, alcohol, que es el olor que tiene el bar y Vincent lo absorbe.

Ahora huele fresco, pino y menta.

— Hola novia — dice al acercarme mientras estira su mano y yo la tomo.

— Hola novio — digo yo en sus brazos porque él me rodea con ellos y me abraza metiendo su cara entre mi cuello, me quejo y él se aparta.

— Lo siento, bebé, no quise hacerlo — se disculpa por enésima vez del mordisco que me hizo en el hombro.

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