INFIELES

CAPITULO 31

VINCENT (33 años)

No me siento contento, no luego de buscar a los niños cuando se supone estarían con Julia pero ella no estaba si no la estúpida y borracha de su madre. Nunca me llevé bien con la mujer, conocí a Julia y la misma noche ella casi se pierde luego que un grupo de supuestos amigos de ella la habían emborrachado y si yo no me hubiera dado cuenta no se que le hubieron hecho esa noche. Desde ese momento ella volvió al bar solo para agradecerme, se que yo le gustaba a ella, por la manera en que me coqueteaba, y si, ella me gustó, pero quién no podía gustarle si era hermosa, aún lo es, con esos ojos azules tan grandes y su figura de sirena; pero yo pasaba por un mal rato: la falta de dinero, los préstamos, la demanda por el supermercado, las peleas con papá y que todo eso me haya llevado a tener que alejarme de Hailey; Julia fe un escape que tuvo consecuencias, y al saber todo la historia de la drogadicta de su madre, no pude dejarla sola con todo, me casé y asumí mi responsabilidad con ella y el bebé que venía en camino. Desde ese momento ella se alejo mucho más de esa mujer, y yo le prohibí la entrada al bar luego que en varias oportunidades, con el pretexto de que era mi suegra, solo vino a joderme y manipular a Julia.

No me gusta la mujer, no es ejemplo para mis hijos, y dudo que sepa lo que es cuidar de ellos, pero Flavio me pidió que tratara de ser paciente, porque Julia me había demandado por la custodia de los niños, tenía un buen abogado y aunque yo lo tenia a el que no era cualquier abogado, había una orden, debía dejarle los niños, para así poder demostrar que ninguna de las dos mujeres son capaces de cuidar a los niños.

Así que los dejé con ella esa tarde y cuando fui a buscarlos, antes de la hora acordada, ya no estaba, Julia había desaparecido, si no la mujer inmunda con olor a alcohol y otras cosas peores, cuidado de mis hijos.

Trate de calmarme, ella se negaba a dártelos, la amenace, y al final los traje, mis hijos están conmigo y deje claro a Flavio que no volverán a ese lugar, ya que Julia no ha respondido mis llamadas y mensajes, ella no le importan mis hijos

¿Para qué quería a los niños si ni siquiera iba a estar con ellos?

Era obvio que solo quería joderme, sólo eso.

Ahora cuando trato de trabajar y distraerme, sabiendo que Bonnie y Junior están donde deben estar, en su casa, con la única persona que los cuidara y los protegerá, yo, su padre, escucho que tocan la puerta de la oficina y eso es algo muy extraño, pero pienso que podría ser Margoth, que es la encargada de la cocina del restaurante o Everest, el gerente de bar, los cuales son los únicos que tiene autorización de tocar la puerta de mi lugar y molestarme, sin importar lo que quieran.

Así que me levanto de mi silla y voy y abro, mi sorpresa y que hace brincar mi corazón es ver los ojos redondos de Hailey mirándome.

— Lo siento, — ese tono musical y bajo que la identifica hace que la sangre corra por mis venas con rapidez — me dijeron que no recibía a nadie...

— Si, bueno tu... — no eres nadie, eres Hailey — ¿Qué haces aquí? — pregunto luego de hacer lo que siempre he hecho desde que nos reencontramos en esa reunión en el colegio: calmó mi corazón, y guardo todo eso que ella despierta en mi que me afecte mis sentidos, con ella solo existir.

Ella ríe, quizás nerviosa.

— La profesora de ballet, me ha llamado varias veces porque tú no respondes, se supone que tendríamos los modelos de los trajes para elegir... — ella habla y en mi cabeza solo aun sigue la pregunta: ¿QUÉ HACE AQUÍ?

No respondo y entonces ella pasa a mi oficina, y al sentir su olor, muchos recuerdos pasan por mi cabeza.

Usa el mismo perfume.