CAPITULO 1

33 3 0
                                    

17 AÑOS ANTES

HAILEY (13 años)


Otra vez son los mismos chicos, no puedo pasar por esta calle sin que ellos me molesten. Claro, si camino junto a Jasmine y sus amigos ni me ven, porque mi hermana seguro me defendería, pero cuando ella tiene sus prácticas de voleibol y se queda en la escuela y yo tengo que volver sola, ellos siempre me molestan.

Ha sido así desde que mis senos han crecido más que el resto de las otras chicas de mi edad.

Exhalo cuando trato de esquivarlos, pero uno de ellos me sostiene por la muñeca.

— Girbert dice que tus tetas son de rellenos — dice mientras los otros se ríen.

El ardor que siento en mi cara sé que es por la vergüenza que me hable de una manera tan grosera.

Mi padre ni siquiera maldice en la casa o cuando estamos Jasmine y yo, si he escuchado a muchos de los chicos de mi escuela y a veces mi hermana también lo hace, pero nunca frente a papá.

Protejo mis senos con mi brazo libre, pero es imposible cuando son grandes, igual que el resto de mi cuerpo.

— ¡Suéltame! — me quejo mientras trato de deshacerme de su agarre. Pero él es más grande que yo y por el uniforme que trae es del colegio que está cerca.

El mío también lo está, pero mi hermana y yo estudiamos en un colegio católico, dónde chicas y chicos son separados para la mayoría de los eventos extracurriculares, es tonto, pero es así.

Yo no soy deportista como lo es Jasmine, tampoco popular, todos me conocen como la hermana gorda de Jasmine, al final, ella está por graduarse y yo seguiré sola, espero ser invisible, pero sé que será imposible por mi tamaño a que me ignoren.

– Vamos Gilberto tocarlas, mientras la sostengo — dice el chico que me tiene con fuerza. Yo lo empujé con mi otra mano libre y nos tambaleamos.

— ¡Vaya, la gorda tiene fuerza! — se ríe a carcajadas uno, que estoy segura que no es el tal Gilbert, lo sé, porque no tengo idea la razón por la que se obsesion tiene el rubio conmigo, pero desde que me notaron él es el que siempre manda a sus amigos a molestarme, mientras solo me mira, y nunca se habían acercado tanto.

Pero este día ha estado lloviendo mucho y no hay mucha gente en la calle, supongo que no tener espectadores los hace valiente.

— ¡Déjame! — vuelvo a empujar al chico y este pasa su mano por mi cuerpo y me abraza, me sorprende y me quedo paralizada.

— Hueles rico — dice de una manera tan escalofriante que me erizó la piel, aprieta mi cadera y brinco.

— Por favor — lloriqueo nerviosa, mientras siento que el otro se coloca detrás de mí, y cuando miro, es Gilbert, sonríe con malicia mientras lloro — por favor... — suplicó cuando siento que entre los dos me sostienen.

— Por...por fa... — suplico asustada.

En ese momento su amigo me habla al oído. No se que dice, estoy demasiado aterrada, pero de repente, siento que se precipitan contra los tres, caigo al suelo y me lastimó las rodillas, miró unos zapatos tenis azules con una franja blanca, y escucho gritos mientras comienza a llover, en un segundo estoy empapada.

Veo como hay chicos en una pelea y que ruedan entre el suelo mojado, las gotas de lluvia y mis lagrimas empañan mi visión, apenes logro ver que hay mas chicos al rededor de una pelea, entre Gilbert y un chico con el mismo uniforme de colegio pero con el cabello negro y rizado.

Entre empujones y golpes, los ojos del otro chico me miran y siento que me arde el rostro, no se quien es, nunca lo había visto, pero si él no hubiera llegado no sé qué habría pasado.

INFIELESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora