Capítulo 3: Asuntos Pendientes

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Me encontré a Brina en Árbol tocando una majestuosa melodía en su violín; estaba segura que las flores danzarían al escucharla. Cuando termino, o mejor dicho, cuando se detuvo al percatarse de mi presencia, fue corriendo hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja y me jalo hacia un sofá.

—¡La reunión de príncipes será el próximo mes! —grito muy entusiasmada, zarandeándome.

—¡¿El próximo mes?!

—¡Así es! ¡Qué emoción! ¿No te imaginas bailando con los apuestos príncipes que vendrán de los otros reinos solo para conocerte? Deberías sentirte especial, estoy muy segura de que encontrarás a alguien esa noche. Tengo un buen presentimiento.

—Es interesante, pero no lo sé, Brina... ¿Qué tal si arruino todo como siempre y quedo en ridículo enfrente de todos?

—No te concentres en eso, y si lo haces, no importa, la noche tendrá algo de tu toque.

—Si... Cambiando de tema, me encontré con la hija de Bonnie llorando, ¿crees que deberíamos comentarle a Lucy?

—¿Quién?

—¡La hija de Bonnie! ¡La pelirroja! —al ver que seguía viéndome con su típica mueca de confusión, se lo aclaré lentamente—: Bonnie es la hija de Lucy la cocinera, Bonnie se casó con un pelirrojo misterioso que desapareció sospechosamente, y tras dar a luz a su hija, que es pelirroja y está bajo el cuidado de Lucy...

—¡Oh! Ella... pobrecita. Creo que se llama Savannah.

Al día siguiente me encontraba platicando con Zeth en dirección a la biblioteca. Cuando estábamos a punto de entrar a la dimensión de los libros, escuche a alguien sollozando. Zeth y yo seguimos el sonido y nos condujo a una pequeña estancia, donde estaban Brina y la chica pelirroja, Savannah.

La chica estaba llorando, su cabello estaba todo desparpajado, como si un torbellino hubiera pasado. Brina estaba a su lado tomando su mano intentando consolarla, pero parecía como si hubiera llorado también. Por prudencia, Zeth se quedó afuera y yo entre a ver qué es lo que sucedía.

—Encontraron el cuerpo de su mamá, de Bonnie... Lucy esta incluso más deshecha y dolorida que la chica...

—Hola, Savannah —procedí a sentarme a su lado y le acomodé un mechón de su cabello rojizo—. Sentimos mucho oír lo que sucedió, te comprendemos y si necesitas lo que sea, estaremos ahí para proporcionártelo.

—Ven con nosotras, seríamos muy felices de tenerte a nuestro lado.

—¿Con nosotras? —le pregunte a Brina, confusa.

—Debemos escoger los postres y comida para el próximo mes, ¿lo recuerdas?

Claro que no lo recordaba. Savannah se veía necesitada de compañía, entonces intentamos convencerla -es muy testaruda, casi le tuvimos que ordenar que nos acompañara-, y una vez convencida se limpió la cara y Brina le acomodo el cabello para salir. Se me había olvidado que iría a la biblioteca con Zeth, así que decidí ir a avisarle.

—Zeth, cambiaron los planes —me dirigí hacia él. Había esperado todo ese largo rato afuera—. Brina, Savannah y yo iremos a probar postres, ¿gustas venir?

—¿No les molestara que sea el único chico?

—En absoluto.

—De acuerdo, las acompañare. ¿Quién es Savannah, por cierto?

—Te la presentaré en el camino.


Faltaban dos semanas para mi peor pesadilla. La siguiente semana será cuando vendrán los reyes y príncipes a quedarse en el castillo a que pasen los eventos preparados por nuestro reino.

Faith [Parte 2: El Libro del Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora