Estábamos solos de ahora en delante en nuestras vidas. Lo único que comprendí de lo que Wade nos dijo a todos fue: "Ve tras lo que te inspiro y se paciente", como una vez leí en algún libro.
Todos estábamos tan confusos, pero ninguno dijo palabra. Nos entregaron nuestras armas que recuperaron de la bolsa que tenía Savannah y dos mochilas con el equipaje que pudieron recuperar del carruaje donde viajábamos, ahora posesión de Los Perdidos.
Los elfos nos obsequiaron prendas limpias y más ligeras, sin embargo, yo no me cambié, solo me quité el corset, los tacones y la volumidad del vestido. Savannah empacaba algo de comida y agua que le habían entregado en una canasta de paja. Zeth se colgó su arco por el hombro una vez listo, y Oliver guardo su espada en una vaina que le otorgaron los elfos herreros. Brina también decidió no cambiar de vestido, pues decía que prefería ensuciar más el que llevaba puesto a contaminar otro más lindo y limpio, aunque se quitó los tacones.
Casi siendo empujados a propósito para salir de ahí, nos llevaron hasta una salida secreta del reino, justo cerca de donde estaba la cascada; me pareció ver unos leones blancos, demasiado grandes y con cuernos, tomando agua y descansando por el lago. Nos despedimos de Ella y Wade, asustados, y antes de marchar sin muchas ganas, nos detuvimos al escuchar gritos lejanos. Nos giramos alterados, pero solo era una elfina más pequeña, muy parecida a Ella, que corría con una funda larga entre sus delgados brazos.
—Madre, padre, la espada... por poco la olvidan.
—Ah, muchas gracias, Eastyn. Ahora ve al refugio.
—De acuerdo... Un gusto conocerlos, por cierto —nos mencionó Eastyn, asomándose por detrás de sus padres, con dulzura—, en especial a usted princesa Faith, yo conocí a su madre, ella...
—Eastyn, basta.
—Lo siento... ¡Suerte! —todos la vimos marcharse corriendo, sujetando su tiara, nuevamente hacia el palacio de los elfos. Wade se volvió hacia mí y me tendió la funda.
—El obsequio de su padre —tome la funda y de ella sobresalió el mango de una espada, tiré de el y me sorprendió ver la misma espada que me había obsequiado en mi cumpleaños, que había sido solo hace unos días, pero parecía que había pasado una eternidad—. Te la envía junto con Belle y desea que la uses sabiamente.
—Deben irse ahora —nos informó Ella con calma—, no teman al futuro, nosotros los cuidamos, aunque no estemos con ustedes.
Guarde la espada en una de las mochilas que Savannah llevaba y todos nos pusimos en marcha, procurando ir hacia el este, con Zeth guiándonos y los rayos de sol que entraban por las ranuras de los árboles sobre nuestro hombro derecho.
Un plazo de dos horas era lo más probable al tiempo que llevábamos andando por el bosque. Habíamos visto unas cuantas flores, pero ninguna señal nos indicaba que cerca hubiera una salida. Brina había corrido, la seguimos, pero lo más seguro es que habíamos logrado perdernos. Caminamos unos minutos más, y me era imposible ignorar que sentía la mirada de Oliver sobre mí, pero no quería voltear hacia él.
Estábamos muy cansados, por lo que propuse sentarnos para recuperar energías en una zona que vi cerca, libre de flores o animales. Zeth y Oliver habían ido a revisar los alrededores.
—¿Por qué no usas tu espada, Faith? —me preguntó Brina acostándose en el césped— Tal vez sea mágica y nos ilumine el camino.
—Ya le preguntaste eso hace una hora —le informó Savannah, tomando agua de una de las muchas botellitas que llevábamos.
—Pues se lo pregunto de nuevo. No entiendo por qué nos eligieron a nosotros para esto, ¿qué tenemos de especial? Entendería que fuera mi hermana la elegida, pero ¿nosotros? ¿por qué?
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Faith [Parte 2: El Libro del Destino]
FantasyFaith ha crecido en un mundo de fantasía junto con su familia y amigos, pero todo cambiará cuando el Libro del Destino, ubicado en su hogar, provocará que horrores inimaginables le sucedan donde sea que vaya. Su reino al ser atacado por un misterios...