Capítulo 21: Adiós

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Estuve menos de media hora sola bajo el cielo aún nublado pensando en que le diría a Savannah, Zeth y Oliver. No podía evitar sentir disgusto al saber que me comenzarían a ver de forma diferente, no quería que nada cambiara, pero inconscientemente, sé que he tenido un ligero cambio y lo notarán de inmediato. De verdad espero con toda mi alma que me sigan queriendo después de decirles la verdad, después de despedirme... no sé si los volvería a ver después de ir a Honeyuan.

Di un hondo suspiro, mientras me abrazaba a mí misma, haciendo todo lo posible por no llorar. No me quería despedir, algo en mi me decía que sería un adiós para siempre y no un hasta luego, y eso me aterraba.

Luego de otra media hora, cuando oscureció más, entre nuevamente al palacio en busca de mis amigos, pero en el camino me topé con el príncipe Lorian Horvath, lamentablemente me vi obligada a hablarle de mala gana.

—¿Se encuentra bien? —me preguntó, deteniéndome por el hombro delicadamente.

—No, ¿tú lo estás?

—Mi padre me contó a mi madre y a mí lo que sucede... y solo quería decirle que puede apoyarse conmigo para lo que sea. No me imagino por lo que debe estar pasando... y no debe estar sola mientras pasa por algo así.

—Aún no estoy sola, pero gracias por tu inservible lástima.

Me marché de ahí lo más rápido posible y después de un minuto recapitulé como soné y lo que le dije y me sentí horrible, ¿qué me pasaba? ¿cómo podía haberle hablado así si solo demostraba su preocupación hacia mí?
Ni siquiera había estado consciente de lo que le hube dicho, fue muy grosero de mi parte. Me di la vuelta para volver con él, pero ya no estaba, y sé que debería buscarlo y disculparme, pero por ahora la prioridad era encontrar a mis amigos.

Mientras caminaba no podía dejar de pensar en lo espantosa que era, sentía que había cambiado para mal con las confesiones que me revelaron. No pude evitar llorar un poco, así que me dirigí a la habitación que me asignaron y una vez llegué, me tiré a la cama y llore desconsoladamente, abrazando a Belle hasta que me quede seca. No podía ver bien de lo hinchado que mis ojos se habían vuelto, ni podía respirar, me temblaba todo y sentía que me enterraban agujas en el corazón.

Lo más seguro es que estuve una hora encerrada llorando, reviviendo todas las tragedias que pasaron por mi culpa. Mi alma se llenaba de culpa, me lastimaba todo, no podía dejar de pensar. Deseaba poder regresar el tiempo.

—¿Faith? —escuché la voz más linda que existe en el planeta— ¿Qué haces aquí?

No pude voltear a verlo, no quería que observara mi feo rostro hinchado, rojo y cubierto de lágrimas. No sabía qué hacer, así que solo me senté dándole la espalda. Pronto él se sentó detrás de mí y me tomó la mano, sin embargo, no volteé, sino que llore más. Me tapé el rostro y él me abrazo de la forma más sincera, pura y cariñosa que se puede abrazar a alguien. Odiaba ser tan llorona.

—¿Qué es lo que sucedió, Faith? ¿Qué pasa? Puedes contarme lo que sea, quiero ayudarte a que te sientas bien.

—¿Dónde están Savannah y Zeth? —le pregunté con la voz ronca y rota, una vez había dejado de llorar.

—¿Quieres que los busque?

—Aún no... Quiero hablar contigo primero.

—Yo también quiero hablar a solas contigo... estaba pensando en.... Bueno, ven, primero vamos a limpiarte la cara —me ayudo a levantarme y me guío al baño, me ayudo a enjuagarme el rostro con agua helada y con una toalla me lo seco lenta y delicadamente. Quería estar con él para siempre, no me quería despedir.

Faith [Parte 2: El Libro del Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora