Capítulo 25: El Anillo

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Corrí lo más rápido que pude hacia el carruaje donde estaban los príncipes. Toda la gente que evacuaba y no había podido salir corría hacia dentro del palacio. El carruaje de los príncipes estaba volteado por el impacto del meteoro que había impactado, Haektpa y Eros se miraban fijamente de lejos, preparados para luchar, y él Rey Soizic trataba de llevar a la Reina Orazia adentro del palacio, pero ella no paraba de llorar y gritar desgarradoramente por sus hijos.

Cuando llegue al carruaje con intención de ayudar al príncipe y a la princesa, noté que estaban inconscientes, además que Eros estaba al lado observándome.
Él sabía lo que pasaba, fue hacia mí y me tomó del cuello, sin darme tiempo de ayudar a salir a los hijos de los Reyes, y mirándome fijamente me mostró el anillo de fuego que tenía en su puño, lo apunto hacia el carruaje y lo encendió en llamas. Solo alcancé a gritar antes de que explotara enfrente de nosotros.

Eros me soltó y caí a sus pies, mientras trataba de recuperar mi aliento, escuchaba a la Reina Orazia gritando con dolencia y el Rey Soizic lloraba de rodillas en la tierra, lo cual me hizo sentirme culpable y triste, pero luego observó que Haektpa solo nos veía. No había hecho absolutamente nada, y como si Eros me leyera la mente, se agachó a mi lado y me susurro:

—¿Es ella tu heroína?

—Déjala en paz, Eros —le gritó Haektpa, acercándose con sus marcas iluminadas de un azul eléctrico—. Es a mí a quien quieres.

—De hecho, no. ¿Dónde se localiza su preciado Anillo del Núcleo?

—¡Eres un maldito perverso! —gritó Orazia con coraje en su voz, acercándose por al lado de Eros, con su energía casi invisible manifestada en sus puños. Dio un salto impulsándose con su misma energía y le dio un puñetazo a Eros que provocó que se tambaleara. Soizic Eckhart lanzaba flechas desde lejos, y Haektpa luchaba contra Eros lanzándole rayos junto con Orazia.

Me levanté del suelo con dificultad, sintiendo las brasas arder detrás de mí, pero antes de comenzar a correr contra Eros, escuché un ruido extraño encima de mi y al voltear hacia el cielo,ñ sentí un escalofrío extraño cuando divise el óvalo negro: la nave de Eros. Se posó sobre nosotros y cuando menos lo esperamos salió disparado un rayo de lava hacia el palacio, destruyendo gran parte de él.

—Entréguenme a la niña y dejaré a su gente vivir —anunció Eros.

—¡Mataste a mis hijos! —exclamó la Reina Orazia con lágrimas en los ojos— ¡Jamás...

—Faith ve con Eros, por favor.

Mi corazón se detuvo. Me giré hacia Haektpa con confusión, ella me miraba con seriedad. No lo comprendía, ¿me estaba entregando a Eros?

—¿Haektpa qué es lo que haces? —se acercó el Rey Soizic, soltando el arco.

Esperaba un guiño por parte de Haektpa, para saber que todo era parte del plan, pero ahora ya no me miraba. Mi nariz me empezó a arder y mi vista se tornó borrosa, sentí como mi corazón se quebró un poco y dolorosamente comprendí que ella en verdad estaba abandonándome de nuevo.

—No tiene que hacerlo... —comenzó a decir la Reina con voz nasal, pero Haektpa la interrumpió, como si no le importara absolutamente nada.

—Te dije que fueras con Eros —me levantó la voz como si estuviera enojada conmigo, me agarró del brazo con fuerza y me arrastró frente a Eros, soltándome con brutalidad.

—Que desolación —dijo Eros, rodeándome el brazo, quemándome.

Una luz escarlata proveniente de la nave de Eros se manifestó sobre nosotros y cuando menos lo espere estaba de nuevo dentro de la nave. Caí de rodillas, abrazándome a mí misma, llorando para mis adentros. Nunca debí haberme ido, tuve que haberme quedado con Oliver y mis amigos. Cometí un gran error al confiar en Haektpa, tuve que haber escuchado a Orazia Eckhart.

Faith [Parte 2: El Libro del Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora