Prólogo

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Un invierno a la caída del sol, casi a fin de año, todo el Reino de Porage recibió la noticia sobre la princesa recién nacida del cual embarazo nadie había sido informado. Los Reyes, Elvira y Allard Stone, decidieron mantenerlo en secreto por su propia seguridad (palabras dichas por ellos).

Todo el reino estaba perplejo al enterarse repentinamente del nacimiento, y como todo Rey y Reina quisieron celebrar la llegada del bebé, además de celebrar el fin de año. Prepararon un gran festín, contrataron a sus mejores músicos e invitaron a todo el reino e incluso a varios amigos de reinos cercanos a esta celebración tan especial, como los Reyes de Wisgent, el cual su reino no es para nada cercano, pero estaba prohibido para ellos perderse de esta celebración, considerando de quien era él bebé.

A medianoche del nuevo año, cuando el castillo estaba desolado, arribo una invitada demasiado inesperada: Electra, Guardiana de la Alianza de los Anillos. Pero para los amigos cercanos, llamada Haektpa.

Los Reyes al verla quedaron desconcertados, debido a que habían hecho un acuerdo sobre dejarse en el pasado y olvidarse de sus relaciones después de la disputa de Aradun con la Alianza cuando el cuerpo de Eros desapareció. Pero Haektpa, al parecer, tenía una última cosa que cumplir antes de dejar todo en el pasado. Estuvo investigando, leyendo y comprobando la originalidad del Libro del Destino tras encontrarlo, por lo visto, ofrendado por la Imperial Tique al mundo de Gea.

—¿Qué haces aquí? —exclamó Allard con un hilo de voz inesperado pero tratando de sonar grosero— ¡Acordamos no vernos para evadir el peligro y decides aparecerte después de que medio mundo sepa sobre la niña!

—Tranquilo, Allard... —lo calmó Elvira, confusa— ¿Qué es lo que pasa, Haektpa?

—Considero que es su deber saber sobre esto... antes de decidir cómo actuar respecto al futuro —murmuro Haektpa, sin apartar la vista del libro, pero acercándolo a ellos.

Allard tomó el libro con sus dos manos temblorosas. El libro era bastante grande y ancho, sorprendentemente liviano, oscuro pero lleno de brillos dorados. En la pasta vio letras que no reconocía, pero se asombró al ver que comprendía el escrito y podía leerlo como si fuera su propio idioma:

‹‹El Destino elige los caminos, pero nosotros cuál tomar››

—Solo los que su nombre está escrito en el Libro del Destino pueden entender su portada —recito Haektpa—, pero aquellos dignos y poderosos pueden leerlo.

—¿Por qué nos traes el Libro del Destino? —Elvira le arrebató a Allard el libro de las manos y lo observó como si se tratara de algún animal exótico. No entendía que tenían que ver ellos con el libro y las acciones que tomarían sobre el futuro.

—Se lo que piensas, Elvira —le dijo finalmente Haektpa, aún sin apartar la mirada del libro—. Es un objeto complicado, como sabrán y seguramente hayan oído en leyendas o mitos, el poder que tiene el Libro del Destino sobre los mortales cuyos nombres aparecen aquí es nefasto; les suceden cosas horribles si lo leen o le echan un gran vistazo, no sé exactamente qué cosas, pero no lean su contenido, yo les hablaré sobre lo que contiene.

‹‹Sin duda la desaparición de Eros es de vital importancia desde ahora. Todos nuestros nombres están escritos aquí, toda la Alianza. Nos esperan cosas terribles, pero sé lo que debemos hacer. Me temo que tendremos que sacrificar parte de nuestro honor para librar el caos que se aproxima.
‹‹Reunirnos toda la Alianza de los Anillos del Núcleo de nuevo sería muy sospechoso, y sin duda, reconozco que nos observan, no solo el Destino... Pero les diré que es lo que deben hacer de acuerdo con el libro para evitar la destrucción de nuestras vidas y del propio mundo.

Una vez Haektpa les hubo hablado por el transcurso de casi dos horas sobre las acciones necesarias -sin informarles sobre todo el futuro- y que ella se encargaría de informar al resto de la Alianza, Allard se negó rotundamente. Elvira lo estaba pensando: era su vida o la de resto del mundo.

—Sé que ya les asigné una tarea importante y tienen sobre ustedes la responsabilidad de un Anillo del Núcleo, pero esto es lo único que les pido... Será para el bien de todos, y aún tendrán años para formar su familia y vivir sin caos, solo...

—Una vez hace años, cuando el caos de Eros era nuestro presente, le dije que haría cualquier cosa por usted, y siempre cumplo mi palabra. Cariño... Allard, es nuestro deber...

Sin más remedio, los Reyes aceptaron su condenado futuro. Los tres lograron llegar a un acuerdo: Haektpa los liberaría del peso de la responsabilidad del Anillo de las fuerzas eléctricas, a cambio de que mantuvieran resguardado el Libro del Destino, a causa de que pensaba que era demasiada responsabilidad para Allard y Elvira. Aceptaron hacer ese cambio, era lo mejor para el reino y para ellos mismos.

Allard coloco el libro en el Salón del Triunfo -donde tenía el anillo- para que estuviera seguro y le entregó el Anillo del Núcleo a Haektpa. La Imperial antes de irse sentía en sus entrañas que solo quedaba una última cosa que realizar en aquel reino.

—¿Dónde está? —preguntó.

Elvira y Allard la guiaron por unas escaleras que llevaban a una antesala, donde había dos puertas a cada lado. Elvira procedió a abrir la puerta de la derecha y le cedió el paso a Haektpa. Dentro de la habitación solo había una cuna de madera blanca, de la que colgaban flores parecidas a la de los jardines. Haektpa vio a la bebé que dormía tranquilamente en la cuna como un angelito; era tan linda, tan humana, que al verla sentía un vuelco en el corazón al pensar que tenía que abandonarla después de todo lo que hizo para estar con ella. Pero era lo mejor.

‹‹Espero que sepas que eres mi esperanza y siempre lo serás... En un futuro lo entenderás. Te amo, hija››

Con el corazón sensible y los ojos rebosantes de lágrimas, se marchó del Reino de Porage a su Palacio Imperial, con la esperanza de que todos estarían a salvo en un futuro gracias a sus sacrificios. Seguro su madre Kaîa la entendería... si tan solo pudiera encontrar su tumba para ir a dejarle flores todos los días como Elvira solía hacer con la de sus padres.

Faith [Parte 2: El Libro del Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora