Capítulo 32: Cenizas del pasado

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Arroje una descarga de energía en dirección hacia Eros avanzando rápidamente, aunque él intentaba cubrirse con un muro de piedra que había creado con el anillo, sin embargo, llegué hasta él y destruí de un puñetazo su protección. Antes de que pudiera hacerme algo, lo derrumbé de una patada potente y comencé a golpearlo con violencia. La masacre entre las tropas de Eros y el ejército de la Alianza estaba a nuestro alrededor.

Percibía como Electra, Antednis y Deifontes gritaban mi nombre, temiendo que destruyera los Anillos del Núcleo junto con Eros, pero los ignore.

Finalmente, Eros logró darme un puñetazo que me lanzó hasta las ruinas del palacio. Rápidamente salí de ellas, pero antes de que pudiera volver a lanzarme contra él, escuché que un nuevo ejército se acercaba. Todos desviaron su atención detrás de mí y cuando volteé, divise a Wade con el enano que supuse que sería Aradun Thornsteel, con todo su ejército de elfos, enanos y Xiangs detrás de mí, además que tenían catapultas y ya estaban en posición de lucha, con arcos, espadas y hachas.
Wade Eyre me saludo con un asentimiento de cabeza.

—¿Ella es la hija de Haektpa? —le preguntó Aradun a Wade en voz alta, como si estuviera a punto de empezar alguna conversación normal.

—Si... es nuestra defensora.

Al momento en el que todos los ejércitos de la Alianza se reunieron nuevamente, listos para enfrentar a Eros y sus tropas, Electra apareció a mi lado junto con Deifontes y Antednis, y la primera me dijo con la mirada que todo estaría bien. La verdad no creía poder con todo eso, era demasiado para mí, pero decidí intentarlo; tal vez no todos ellos valían la pena salvar, pero el mundo si.

Todo el ejército de la Alianza corrió una vez más contra las tropas de Eros, lanzando rocas gigantes con las catapultas y flechas blancas que hacían desaparecer a los monstruos hechos de lava y piedra. Mientras todos luchaban a mi alrededor, yo solo tenía ojos para Eros. Él se elevó del suelo, apoyándose de rocas y lava debajo de él, esperando a que me acercara. Marché hacia él con ganas de asesinarlo cruelmente, de hacerlo sufrir como hube sufrido yo.

De un salto me elevé del suelo y volé velozmente hacia donde estaba, cuando impacté contra él lo agarré del cuello con mi mano derecha y con la otra tomé el puño donde portaba los anillos, dejándolo inmóvil. Lo aplasté contra el suelo y lo arrastré por toda la explanada donde se llevaba a cabo la guerra para después descender a la arena y posteriormente lo arrojé al mar, aunque antes de tocar el agua alcanzó a detenerse en el aire.
Me dirigí como un disparo hacia él, sin embargo, me tomó por los brazos y me lanzó hacia el barco de Truyalty, que estaba encendido en llamas.

Mi impacto con el barco provocó que terminara de desmoronarse, me levanté apartando todos los trozos de madera y oro derretidos y chamuscados, y cuando me alcé al cielo mi atención fue captada por alguien que luchaba en la playa junto con más tropas: Oliver.

Volteé hacia todos lados en busca de Eros pero había desaparecido otra vez, eso no era buena señal. No obstante, me dirigí rápidamente a la playa. Oliver luchaba junto con su padre y Allard contra los Sombríos hechos de fuego y rocas, además que estaban más guerreros de la Alianza por ahí. Descendí en la orilla del mar bravo, donde se destellaba el cielo oscuro infestado en una feroz tormenta eléctrica.

Me arrastré por la arena, ignorando todo mi alrededor, con mi atención únicamente en mi Oliver. Cuando creí que todo estaba perdido, lo vi justo frente a mí para darme esperanza, para recordarme sobre lo que luchaba.

Sus bellos ojos castaños chocaron con los míos, desesperados por estar con él. Corrí hacia él tan veloz como un rayo, pues más que adrenalina lo que sentía era una mezcla de satisfacción y alegría por encontrar una gota de esperanza en un mundo escaso de ella. Aún había personas por las que valía la pena luchar; también estaba un poco enojada con él, pero cuando estuvimos de frente nos abrazamos.

Faith [Parte 2: El Libro del Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora