Capítulo 4: Los Invitados

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Toda la semana, los cinco, nos la pasamos en la biblioteca leyendo sobre la Alianza, los anillos, tratando de averiguar quién era Aradun y Elvauty, además de la historia detrás de todo. Incluso Brina y yo les preguntábamos a nuestros padres, pero se negaban a hablar de aquello. Sin embargo, por más que creíamos acercarnos a algo relevante, resultaba ser nada importante.

Brina pronto se rindió de buscar respuestas y Savannah se ocupó más en la cocina; solo estábamos Zeth Blake, Oliver Haggard y yo, tirados en la biblioteca, con los ojos secos de tanto leer.

—Nunca había detestado tanto la biblioteca —se quejó Oliver, cabeceando sobre un libro llamado Los Secretos de las Tierras Imperiales.

—Ni siquiera vienes a la biblioteca.

—¿Cómo es posible que no haya nada que hable sobre la Alianza de los Anillos? —exclamé, recargando mi cabeza sobre una pila de pergaminos— ¡Ni siquiera de Eros!

—Recuerdo haber leído algo sobre los mitos de Los Siete y su Verdad, y sospecho que mencionaban algo sobre la Alianza con Electra... El problema es que el libro no era de esta biblioteca.

—Mi padre sigue asegurándome que sus historias de la Alianza y Eros no son reales —dije a nadie en específico—. Y mi madre evita hablar de aquellos tiempos. Es imposible encontrar a alguien.

—Sería mucho más fácil que hubiera en el reino alguien que sepa y haya estado en el Palacio Imperial cuando aún era el Palacio de Tychi...

—¡Claro! —exclame, con los ojos brillantes de una idea incompleta.

—¿Qué? —preguntaron los dos al unísono.

—Zeth, ¿recuerdas la primera vez que hablamos aquí en la biblioteca? Mencionaste algo sobre un señor que... Ah, no lo recuerdo, pero mencionaste que ahora enseñaba en la Institución algo sobre leyes de la sociedad...

—¿Te refieres a Mr. Fisher? Sé a dónde deseas llegar, Faith. Él estuvo en el Consejo Religioso Supremo de las Tierras Imperiales. He leído sobre los consejos, y estos existieron aún cuando eran las Tierras Sagradas... además que debió haber estado en el Palacio Imperial, pero para pertenecer a un Consejo Supremo debió haber conocido a Electra y...

—¡Hablemos con él!

—¿Qué le diremos? —nos cuestionó Oliver, poniéndose de pie junto con Zeth— "Disculpe nuestra impertinencia, ¿pero nos puede contar, a nosotros los desconocidos, todo lo que Electra le haya dicho sobre la Alianza, Aradun y Elvauty?"

—Seguro estará en la celebración —le dije—, estará de buen humor tras haber bebido y comido, y estoy segura que podremos sacarle algo de información que nos ayude a comprender un poco lo que sucede.

—Estoy totalmente de acuerdo con Faith, Oliver.

—Nunca dije que no estaba de acuerdo...

Antes de irnos de la biblioteca, acomodamos los libros en su lugar, Zeth se llevó algunos prestados, y vi como Oliver escondía unos pergaminos en sus bolsillos, pero no le dije nada; yo también he robado libros de la biblioteca y los tengo debajo de mi cama.

Al salir, Zeth se despidió de nosotros y se dirigió a su estudio atiborrado de libros. Me volteé hacia Oliver, pero él ya me estaba viendo, e incómodos, nos sonreímos. No tenía idea que hacer, pero Brina me salvo. Llegó corriendo por mi costado y sin detenerse, me tomo de la mano y me jalo junto con ella hacia la antesala de nuestras habitaciones. No entendía lo que pasaba, hasta que sin aliento, mi hermana me apuntó hacia la ventana.

El barco que se aproximaba hasta el castillo era totalmente magnífico y totalmente distinto y peculiar de todos los barcos que he visto en toda mi vida. La madera oscura predominaba en aquel barco, pero hacía resaltar las velas y banderas azul marino y los detalles de oro, como los leones del mascaron. El brillo del timón de oro me cegaba incluso desde tanta distancia. El barco avanzaba sobre el luminoso mar con encanto y gracia, y se acercaba tan deprisa como la brisa que lo acompañaba por el océano.

Faith [Parte 2: El Libro del Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora