Capítulo 34: Olypsion

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Una voz serena, pero escalofriante a la vez, me despertó.

Cuando abrí los ojos una luz me cegó por completo, pero cuando logré enfocar mi vista observé que estaba en una habitación cuadrada, completamente negra y con luces doradas, donde la cama sobre la que estaba era la única cosa normal ahí.
Eleuthereus también estaba ahí, en la oscuridad.

—Bienvenida a tu hogar.

—¿Por qué? —pregunté, llorando, con el alma hecha añicos.

—El mundo de Gea no se merecía tu alma.

‹‹El plan fue sencillo, provocar que sucediera la profecía: Cuando la Creación creó el amor, la destrucción fue la verdadera creación, lo creó con tanta dedicación, que le obsequió el poder que algún día ocasionaría su destrucción.

››Provoque que Haektpa me diera la idea de despojar a Eros, creando un odio mutuo entre los dos. Desterré a Eros a Gea esperando a que se encontrara a Electra y se informara de los Anillos del Núcleo hechos por Apeleon y Eotia para apoderarse de ellos y crear una guerra para probarme que él podía ser mi destructor de mundos. Cuando vi que Electra se marchó de Gea, hice la Unión con Haektpa, creándote a ti. Le compartí mis ideas malévolas mentalmente y como lo supuse, me enfrentó y se marchó, pero cambié la dirección del portal por donde huyó a Gea.

››Tique no esperaba ese cambio repentino en el destino de Gea, por lo que rápidamente comenzó a escribir un nuevo Libro del Destino, sin embargo, le ordené que escribiera uno más, uno falso y cuando le indicara, que lo colocara al alcance de Haektpa. Ese libro falso se escribió con el propósito de que todos lo siguieran evitando las tragedias del libro, pero en realidad sucederían las tragedias realmente contempladas y ellos no tendrían ni idea de esa consecuencia.

››Después de que Haektpa mató a Eros, yo lo reviví y contacte con él, llevándolo al corazón de Kaîa. Le confesé mi plan y le ordené cumplir mis indicaciones después de diecinueve años, tiempo suficiente para que sintieras un apego hacia el mundo y todos a tu alrededor, como una princesa.

››Impresionantemente, a los pocos días de la aparición de Eros, mi plan ya se había completado, debido a que la maldición que te colocó Kakotychía lo facilito. La Alianza estaba en disputa, los Dioses seguían separados, las tragedias estaban sucediendo y tú estabas al borde del colapso por el dolor y poder. Solo era cuestión de que Astrint se liberara y así pudiera culpar a la misma raza del mundo por su destrucción, ocasionando que acabarás con todos. Se supone que debías matar a Allard Stone, sin embargo, su control mental completo todo. Lo único que falló fue la aparición de las Elohim, te dieron esperanza y tuve que ayudarte a ponerle fin a todo. Aún eres débil.

—¿Por qué no podías dejarnos en paz? —solloce cansada, con la voz rota; ya no podía más— Tenía una vida feliz, era amada...

—Todo lo que viviste fue falso. Conjuntamente, no podía renunciar a mi creación, verte siendo tan poderosa e ilimitada me atormentaba, pues te conformaste con apreciar cosas pequeñas. ¿Cuál es la finalidad de amar cosas breves cuando puedes hacer lo que desees?

—Eso lo dices porque no conoces el amor.

—Oh, Astrint, ¿por qué crees que hice la Unión con Haektpa? Nada es más poderoso que el amor, según dicen, pues no se puede amar sin un alma y corazón, por eso la escogí a ella. Podrá no haber sido la más poderosa, pero con el hecho de tener un alma nos superaba a todos. Ella me amaba y por eso te creó poderosa, superior a todos. No te amaba a ti, amaba lo que eras y de donde provenías... de quien provenías, mejor dicho.

La aparición de dos Imperiales nos interrumpió cuando entraron a la habitación, avisando a Eleuthereus que Whorous lo necesitaba inmediatamente, y después de lanzarme un vistazo de advertencia se marchó flotando.

Faith [Parte 2: El Libro del Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora