༺†- Capítulo 8 -†༻

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—¿Te llevo a casa? —Langford se recuesta junto a mi en la barra.

La pastelería cerró hace diez minutos, aún no he apagado las luces ni cerré la cocina. Tengo un dolor de cabeza que me hace sentir el cráneo partido a la mitad, entre la universidad y Tom creo que enloqueceré pronto si no logro encontrar un ancla.

—No, no te preocupes pediré un taxi —masajeo mi frente buscando que el dolor sece un poco.

—Mal día ¿Cierto? —asiento con mis ojos cerrados —, espérame aquí no te vayas.

—¿A dónde vas?

Eneas entra en la cocina dejándome a solas con mi cerebro sobrepensando más de la cuenta.

Je, je... estoy en peligro.

Me siento ahogada, literalmente asfixiada con todo esto. Leí el papel que Tom me dio esta mañana, era una carta escrita a mano por él, tenía fecha de hace cinco años atras... prácticamente la escribió esa misma noche que se fue de Bakersfield. En ella relata lo mal que se sentía cuando subió al avión, también deja muy claro que haría lo que sea necesario para volver por mi prometiendo una vida juntos, casamiento e hijos; pero nada de lo que escribió tiene valor ahora mismo, lo único que no entiendo es porque no la envió antes de jugar a ignorarme.

—No soy bueno consolado a la gente —Eneas aparece de repente dándome el susto de mi vida, estaba muy sumida en mis pensamientos —, la verdad doy asco en ese aspecto. Pero puedo ofrecerte un té caliente de tilo y menta, mis oídos para escucharte, tal vez unos pañuelos...

—¿Tilo y menta? —sonrío aceptando la taza que deposita frente a mi.

—Si, recuerdo que una vez te oí decir que cuando estás muy abrumada, estresada o con un humor de perros un té caliente de tilo y menta siempre ayuda —se encoje de hombros —. Estoy aquí para acompañarte.

—¿Por qué haces todo esto? —ladeo mi cabeza suspirando.

—Porque... te quiero y verte mal se siente como una patada a los testículos —sonríe sentándose a mi lado.

—Eres un chico muy tierno, Langford —él hace una mueca de asco y finge tener un escalofrío por mis palabras, me roba una sonora carcajada con sus boberias —. Bueno, un fuckboy muy detallista.

—Eso me gusta más —asiente —, no soy un osito cariñosito. Soy una máquina de intimidar personas, un ser impuro lleno de tatuajes, un seguidor de satanás y no arreglo mi cama por las mañanas.

—Wow, tu si que eres un ser del infierno.

—Y eso que no hablé de lo más terrible: no plancho mis playeras.

—Basta Langford si sigues diciendo estas cosas tendré que llamar a la policía, tú no tienes perdón de Dios —le sigo el juego divertida.

—Lo sé, soy un hijo del pecado —alardea con orgullo y luego deja resonar su linda carcajada —. Soy un idiota.

By Your Side [#LID SEGUNDA TEMPORADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora