𝟏𝟗

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𝑷𝒐𝒗:𝑪𝒉𝒂𝒆𝒚𝒐𝒖𝒏𝒈

Mientras salía del refugio, miré el mapa con la ruta exacta que Mina había seguido. No era tan lejos, unos quince minutos en auto, pero esos quince minutos podían significar la diferencia entre la vida y la muerte. Arranqué el motor y partí, mis pensamientos enredándose en una maraña de preguntas sin respuesta.

¿Qué la había llevado a salir así, sola y sin respaldo? Mina era terca, sí, pero también era inteligente. ¿Había algo más que no sabía? Mientras conducía, las imágenes de ella invadían mi mente. ¿Estaba molesta? ¿Necesitaba desahogarse? ¿O simplemente había algo que no podía compartir con nadie más? La incertidumbre me carcomía, pero no podía dejarme llevar por el miedo. Necesitaba encontrarla..

La travesía fue larga y tensa. Cada sombra, cada movimiento en el paisaje me ponía en alerta máxima. Evité a varios Siniestrøs en el camino, utilizando las habilidades que había perfeccionado con Mina.

Apagué el motor y salí del auto, asegurándome de no hacer ruido. Me moví sigilosamente, utilizando cada árbol, cada edificio como cobertura. El silencio era abrumador, roto solo por el crujido ocasional de las hojas bajo mis pies. Trepé un par de edificios, buscando una mejor vista del área. Desde lo alto, pude observar el panorama, pero no había señales de ella..

Era una zona muy grande, no sabía cuánto tardaría..

La desesperación empezaba a instalarse en mi pecho. Cada minuto que pasaba sin encontrarla era una tortura. Salté de un tejado a otro, mis movimientos ágiles y precisos, pero aún así, no había éxito. Me detuve un momento para recuperar el aliento, mirando alrededor. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un naranja profundo y proyectando sombras alargadas en el suelo.

Respiré hondo, tratando de mantener la calma. No podía rendirme. No cuando estaba tan cerca. Recordé las palabras de Sunoo, su advertencia de no mostrar debilidad. Esto era más que una simple misión de rescate. Era una prueba de mi determinación, de mi amor por Mina.

Bajé del edificio y continué mi búsqueda a pie, moviéndome entre las ruinas y los escombros. Cada rincón, cada pasillo oscuro, era una posible pista. Me aseguré de no dejar ningún lugar sin revisar, mis sentidos en alerta máxima. Sentía mi corazón latir con fuerza en mi pecho, la adrenalina corriendo por mis venas.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, vi algo. Un rastro de sangre en el suelo. Mi corazón se detuvo por un segundo antes de acelerarse aún más. Seguí el rastro, mis pasos apresurados pero silenciosos. Cada mancha, cada gota de sangre me guiaba más cerca de ella.

Al doblar una esquina, la vi. Mina estaba sentada contra una pared, fumando un cigarrillo con las últimas fuerzas que le quedaban.


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𝐄𝐥 𝐕𝐢𝐫𝐮𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐎𝐝𝐢𝐨      •𝗠𝗶𝗖𝗵𝗮𝗲𝗻𝗴•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora