𝟑𝟖

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𝑷𝒐𝒗:𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒓

El día amaneció con una pesadez en el aire que era imposible ignorar. Mina y Chaeyoung no habían intercambiado ni una palabra desde la noche anterior. La tensión entre ambas era palpable, incluso en la distancia.

Chaeyoung se había despertado con la esperanza de que, quizás, después de una noche de sueño, Mina estaría más dispuesta a hablar, a intentar reparar el daño que se había hecho. Pero cuando intentó acercarse a ella durante la madrugada, buscando el consuelo de su abrazo, solo encontró rechazo.

Mina había dado la vuelta en la cama, apartándose de su toque como si le quemara. La frialdad en ese gesto había sido un golpe directo al corazón de Chaeyoung. Había esperado, había querido creer que todo se arreglaría, pero en ese momento, sintió que algo se rompía en su interior.

No insistió, no se acercó más. Se quedó en su lado de la cama, abrazándose a sí misma, tratando de encontrar algún consuelo en la oscuridad.

A la mañana siguiente, Mina decidió mantenerse ocupada. Había pasado toda la noche luchando con sus propios pensamientos, con esa voz interior que parecía querer destruir todo lo que amaba.

Estaba agotada, tanto física como emocionalmente, pero sabía que no podía dejar que eso la detuviera. Se encontraba en su refugio, una mansión que había convertido en su santuario personal, tratando de organizar sus pensamientos mientras se mantenía ocupada con pequeñas tareas.

El silencio fue interrumpido por el sonido de pasos acercándose. Levantó la vista y vio a Nayeon entrando en la habitación con una sonrisa amable en el rostro. Era una bienvenida distracción, alguien con quien podía hablar sin tener que preocuparse por los demonios que acechaban en su mente.

Nay:Hola, Mina. ¿Qué tal? Muy ocupada últimamente, huh?

Mina:Hey, hola. Pues.. ya lo sabes, esto de influir en el refugio me tiene ocupada.

Nayeon asintió, comprendiendo sin necesidad de más explicaciones. Ambas comenzaron a hablar de temas triviales, cosas que les distraían de la realidad de su situación.

Hablaron de recuerdos de tiempos más simples, de momentos que ahora parecían tan lejanos como un sueño. Nayeon compartió algunas anécdotas personales, sacando una risa genuina de Mina, algo que no había sentido en lo que parecía una eternidad.

El tiempo pasó rápidamente, y finalmente, Nayeon decidió que era hora de irse. Se despidió de Mina con una sonrisa cálida, dando unos pasos hacia la puerta. Pero antes de que pudiera salir, algo extraño ocurrió.

Un mal presentimiento, una sensación de peligro inminente, se apoderó de Mina. Sus ojos se dirigieron instintivamente hacia arriba, hacia un pesado candelabro que colgaba precariamente del techo. Su corazón se detuvo por un segundo cuando vio cómo comenzaba a tambalearse, a punto de caer directamente sobre Nayeon.

Sin pensar, Mina reaccionó. Corrió hacia Nayeon con una velocidad que casi no parecía humana, empujándola fuera del camino justo cuando el candelabro se desplomó con un estruendo ensordecedor. Ambas cayeron al suelo, pero estaban a salvo. Mina había logrado amortiguar la caída, protegiendo a Nayeon con su propio cuerpo.

Mina:Mierda.. ¿Estás bien, Nayeon-ssi?

Preguntó Mina, su voz entrecortada por la adrenalina, mientras miraba a Nayeon con preocupación.

Nay:Sí, estoy bien, gracias a ti. ¿Y tú? ¿Estás bien?

Respondió Nayeon, con los ojos aún un poco desorbitados por el susto

𝐄𝐥 𝐕𝐢𝐫𝐮𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐎𝐝𝐢𝐨      •𝗠𝗶𝗖𝗵𝗮𝗲𝗻𝗴•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora