NICOLA...— No sé qué es lo que pretendes, no sé qué esperanzas crees que tenga una mujer como tú con Luke. ¡Con MI novio! —dijo Antonia, su voz temblando de rabia contenida.
La miré, mis ojos brillando con una mezcla de incredulidad y calma que parecía exasperar aún más a Antonia. Di un paso adelante, acortando la distancia entre nosotras. Mis ojos no se apartaron de los de Antonia, mostrando una determinación inquebrantable.
Antonia me miró fijamente, su rostro una máscara de furia y celos.
— ¿Crees que puedes venir aquí y destruir todo lo que hemos construido? —Antonia gritó, su voz quebrándose al final.
Suspiré.
— No estoy aquí para destruir nada, y me parece que esta situación es ridícula.
Si había algo que Nicola Coughlan claramente no era, era reprimida y asustadiza, mucho menos manipulable. Que sus palabras fueran una sorpresa para mí no era razón suficiente para causar un desbalance. Sin embargo, las corrosivas expresiones expulsadas desde un cerebro carente de amor propio calaban en mi interior, porque dejaron de ser reclamos para convertirse en ofensas invasivas e infundadas.
Antonia parloteaba una hilera de palabras incoherentes y en mi cerebro solo estaba aquella cifra que sobra en una de mis cuentas, estaba lejos a ella y a lo que decía.
— Mira, niña - detuve su discurso. — Obviaré por el momento todas tus palabras despectivas, porque ante mis ojos eres solo una niña casi puberta que necesita anclarse a algo o alguien, pero te suplicare que a mi me eximas de los problemas que tengas con tú novio, yo aquí no tengo más tiempo que para trabajar.
— Te haces la idiota gorda medio metro, pero yo conozco a las de tu tipo —dijo Antonia, deteniéndome del brazo con una fuerza sorprendente. En mi cerebro, podía escuchar la voz de Claudia: "Amiga, si no quieres tener un ojo morado, no la toques". Para mí, el contacto físico necesita de avisos y permisos para ejecutarse; que alguien ajeno a mi círculo se tome la atribución de hacerlo me sobrepasa en muchas ocasiones, pero no en esta.
Sentí un hormigueo de irritación en mi piel, allí donde sus largas uñas se clavaban ligeramente. Con cuidado, asegurándome de que mi codo no se lastimara en el proceso, retiré su mano de mi brazo, manteniendo la compostura.
— Si conoces a las de mi tipo, niña, entonces conoces a las mejores —respondí, mi voz firme y tranquila. Mantuve la mirada fija en la suya, y finalmente seguí mi camino, sintiendo sus ojos ardiendo en mi espalda.
Al doblar la esquina, me tomé un momento para respirar profundamente, antes de abrir la puerta y encontrarme con el rostro de Luke en primera plana, dejando que el aire fresco llenara mis pulmones. Me sentía más fuerte, más en control.
— ¿Qué fue eso, Dios?
Entrando a la oficina, no pude evitar fijarme en cómo Luke bebía una malteada rosa, probablemente de fresa. Sus ojos subían y bajaban por la pantalla, concentrados en el trabajo, mientras el líquido rosa ascendía por el sorbete. La forma en que sus labios rodeaban el sorbete y lo abrazaban me resultó sorprendentemente artístico, por no decir sexy.
Cada vez que tomaba un sorbo, sus labios se cerraban suavemente alrededor del objeto, creando un contraste sutil entre el rosa vibrante de la malteada y la naturalidad de su piel. Era una escena sencilla, casi cotidiana, pero había algo en la manera en que lo hacía que capturaba mi atención por completo.
— Te sentí llegar, hay una para ti en tu escritorio- dijo espantando mis pensamientos.
— Muchas gracias, siento que enloqueceré con este calor —dije, tomando el escote de mi blusa y sacudiéndolo ligeramente para ventilarme. Mientras tomaba asiento, sentí los ojos de Luke posándose sobre mí.
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She's Mine & Only Mine
Fanfiction~ Tú nunca vas a escapar de mi, Nicola. Yo te pertenezco y tú me perteneces. Y si no lo crees, vuelve a huir y te juro que nos volveremos a reencontrar. - Luke Newton. - Historía totalmente alejada del mundo de los Bridgerton. - Los nom...