Capítulo Trece.

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LUKE.

— No puedes simplemente decidir eso por mí, Luke —dijo con un tono firme, pero su voz temblaba ligeramente, traicionando la fortaleza que intentaba proyectar.

— No estoy decidiendo nada por ti. Solo estoy diciendo lo que siento, como siempre han sido las cosas. —respondí, tratando de mantener la calma. — Y lo que siento es que eres tú la que quiero en mi vida.

Ella dio un paso atrás, separando su rostro de mis manos, tratando de poner distancia entre nosotros. — No puedes tenerlo todo. No puedes tenerme a mí y a Antonia al mismo tiempo.

— Entonces dime qué quieres tú, Nic. ¿Quieres a Marcus? —pregunté con amargura.

— Esto no tiene nada que ver con él. Se trata de nosotros y de lo que realmente quieres de mí —su voz se quebró un poco, y vi sus ojos llenarse de lágrimas contenidas.

— Te quiero a ti. Te quiero de todas las maneras posibles. — Mi voz se suavizó, tratando de llegar a ella. — Y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que lo veas, para que así sea.

Nicola se giró, dándome la espalda, y se abrazó a sí misma como si buscara consuelo en su propio cuerpo. — No es tan fácil, Luke. Hay mucho en juego. Demasiadas complicaciones.

Infundadas.

Me acerqué a ella, dudando por un segundo antes de colocar mis manos suavemente sobre sus hombros. — Podemos superar cualquier cosa juntos, Nic. Lo sé.

Ella se quedó en silencio por un momento, luego se volvió lentamente para mirarme. — Y si estoy dispuesta a intentarlo... ¿qué vas a hacer con Antonia?

Sentí un peso en mi pecho, sabiendo que esta conversación era inevitable. — Hablaré con ella. Le diré la verdad. No quiero mentirle, ni a ella ni a ti.

— Mejor que lo hagas pronto. Porque no puedo seguir así —dijo, su voz llena de determinación, pero también de vulnerabilidad.

Asentí, entendiendo la gravedad de sus palabras. — Te lo prometo, Nicola. Arreglaré esto.

Nos quedamos en silencio por unos momentos, mirándonos a los ojos, sabiendo que el camino por delante no sería fácil. Pero en ese instante, había una chispa de esperanza, una posibilidad de que pudiéramos construir algo real y duradero juntos.

— Hasta entonces... necesito algo de espacio —dijo finalmente, su voz suave pero firme.

Asentí de nuevo, respetando su necesidad de tiempo y distancia. — Lo entiendo. Pero no me alejaré demasiado. No me pidas tanto por favor.

— Iba a pedirte una oficina sólo para mi. Eres sofocante - me miró con un dejé de burla en sus ojos. Yo también sonreí. Me acerqué a ella y tome su rostro otra vez entre mis manos, era tan reconfortante hacerlo, sentir su piel suave como la seda. Y mirar centímetro por centímetro su rostro perfecto.

— Dios! Eres tan hermosa, Nicola. Es sobre natural - ella echo una risa sarcástica.

— Exagerado.

— Si fuera exagerado, no estaría tan flechado como me tienes ahora. Te amo no sabes cuanto. Siempre lo he hecho, desde que era ese niño bobo.

Ella sonrió levemente, una mezcla de tristeza y esperanza en su expresión. — Gracias, Luke. Ahora es hora de volver al trabajo, dio un casto beso en mis labios.

La observé mientras se alejaba y tomaba asiento en su silla, sintiendo la intensidad de nuestras emociones aún resonando en el aire, juraría haber soñado con este día desde la fecha de mi nacimiento, he querido tanto a esta mujer, que la eternidad será poco tiempo para demostrárselo. El leve sonido de la silla al ajustarse bajo su peso y el susurro de su respiración mientras se acomodaba en su escritorio eran como música de fondo a mis pensamientos. Mis manos, aún recordaban el calor de su piel y mi mente, la suavidad de sus labios y el perfume de su cabello.

She's Mine & Only Mine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora