Capítulo Nueve.

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LUKE

— Vota el miedo, posa con estilo. Eres guapísima, Nic, demuéstraselo a la cámara —dijo Thompson con una seguridad contagiosa. A pesar de sus palabras de aliento, podía ver la tensión en el cuerpo de Nicola, cada músculo intentando relajarse bajo la presión del momento. Mis ojos estaban embelesados en ella, atrapados por la intensidad de sus ojos, la suavidad de su cabello, y la insinuación de su escote. Su presencia llenaba el estudio, y su aroma se extendía como un eco en cada rincón, envolviéndome en una mezcla de deseo y fascinación.

La sala estaba prácticamente vacía, solo estábamos nosotros: Nicola, Thompson, las maquillistas, y yo. Pero en mi mente, ella ocupaba todo el espacio. Cada vez que Thompson disparaba la cámara, su sonrisa se ampliaba, y sentía una punzada de celos. ¿Era su profesionalismo o había algo más?

— Necesito que relajes tus labios. Saca la tensión en esos hermosos labios, muéstrame lo sexy que puedes ser. ¡Eso! Lo haces muy bien, Nic —Thompson hablaba con una familiaridad que me irritaba. No podía evitar sentir que cada alabanza dirigida a Nicola era una estocada para mí. Ella era una diosa encarnada, y su belleza se desplegaba con cada clic de la cámara, como un secreto revelado solo para aquellos lo suficientemente afortunados de estar presentes.

La tensión entre nosotros era palpable. Mientras Thompson seguía disparando, Nicola comenzó a soltarse, sus movimientos se volvieron más fluidos, su sonrisa más genuina. La vi transformarse ante mis ojos, de una mujer nerviosa a una musa confiada, irradiando una sensualidad natural que no podía ser ignorada.

— Nic? Desde cuándo tanta confianza con ella, Thompson? La conoces hace dos segundos —solté, mi voz más mordaz de lo que pretendía. El estudio se volvió un poco más silencioso, las palabras flotando en el aire entre nosotros como una barrera invisible.

Thompson levantó la vista, sorprendido por mi tono, pero no intimidado. — Sólo estoy haciendo mi trabajo, Luke. Nicola tiene un talento innato frente a la cámara. Solo necesito que ella lo sepa también. — Sus palabras eran profesionales, pero el modo en que la miraba me hacía cuestionar sus intenciones.

Nicola, por su parte, parecía ajena a nuestra breve confrontación. Estaba concentrada en el momento, entregándose completamente a la sesión. Su belleza me desarmaba, pero también me recordaba lo vulnerable que me sentía. ¿Cómo podría competir con la forma en que ella brillaba bajo la mirada de Thompson?

¿Debería considerarlo un oponente?
¿Tenía derecho a considerarlo oponente?
¿Tengo derecho si quiera a sentir celos de su brillo bajo los ojos de otro espectador?

Los minutos pasaron como en un suspiro, por suerte, y la sesión llegó a su fin. Nicola bajó de la tarima, sus mejillas ligeramente sonrosadas por el esfuerzo y la emoción. Me acerqué a ella, intentando mantener la compostura.

— Lo hiciste increíble, Nic —dije, mi voz más suave esta vez, intentando transmitirle el orgullo y la admiración que sentía. Ella me sonrió, y en ese instante, todo el mundo exterior desapareció. Éramos solo nosotros dos, conectados por algo más profundo que las palabras.

— Gracias, Luke. — Su gratitud era sincera, y sentí un calor agradable extenderse por mi pecho.

Thompson se acercó, rompiendo el hechizo. — Nicola, tienes un talento especial. Espero que podamos trabajar juntos de nuevo, y que acá el jefe te permita ser la cara de unas cuantas campañas más. — Su tono era profesional, pero la mirada que me lanzó fue un recordatorio de la competencia silenciosa que había entre nosotros. La que dirigió a ella fue simplemente asquerosa para mi gusto, ella sin embargo lo sentía agradable, aparentemente.

— Realmente me ayudaste a superar mis nervios. — se dirigió al hombre a nuestro lado, visiblemente sonrojada. — Y creo que me agrada la idea de que me vuelvas a tomar fotos. — Una sensación opresiva se instaló en mi pecho, incómodo me removí en mi lugar y puse una mano sobre su hombro. El gesto se sintió territorial, pero en el fondo era Justo lo que quería que fuera. Su rostro se enfocó en mí, pero su cuerpo seguía prestando atención a Thompson.

She's Mine & Only Mine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora