Capítulo Diecisiete.

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LUKE.
Alrededor de 5 días antes.

Me encontraba rezagado con un montón de papeles regados en todo mi escritorio, buscando la fuente y algún papel que tuviera registrado la cuenta a la que fueron depositadas casi un millón de libras sin justificante que había encontrado Nicola. La tarea resultaba ser más difícil de lo que me imaginaba; era un dinero que, a la hora de auditoría, haría falta y podría causar serios problemas.

Mientras tanto, Nicola había salido de compras con mi madre para conseguir las cosas necesarias para la inauguración de su restaurante. Se le veía contenta, radiante de felicidad, y aunque yo quería estar feliz por ella, tenía una espinita de miedo. ¿Y si ella abandonaba esto aquí para ir a atender su negocio? Era comprensible; después de todo, era su restaurante y ella querría estar al frente.

El brillo en sus ojos cuando hablaba del restaurante era innegable. Cada detalle, cada pequeño avance la llenaba de entusiasmo, y no podía evitar sentir una mezcla de orgullo y aprensión. Mi madre, siempre tan práctica, le daba consejos y sugerencias, aportando su experiencia y buen juicio, mientras yo me quedaba en la oficina, sumido en montañas de papeles y con la mente en mil lugares a la vez.

La oficina estaba en silencio, salvo por el sonido del ventilador de techo girando lentamente y el ocasional zumbido del teléfono. Miré el reloj: las horas pasaban y yo seguía sin encontrar lo que buscaba. Decidí tomar un respiro, me recosté en mi silla y cerré los ojos por un momento, tratando de calmarme y ordenar mis pensamientos.

La preocupación por Nicola y su restaurante era sólo una parte del rompecabezas. También estaba el temor de que este problema financiero pudiera poner en riesgo nuestra empresa y, por ende, nuestro futuro juntos. No podía permitir que eso sucediera. Con renovada determinación, me levanté y comencé a revisar los documentos una vez más, decidido a encontrar la respuesta y asegurarme de que todo estuviera en orden.

El correo tenía unas iniciales que yo reconocía pero me parecía muy extraño, e inaceptable, él nunca ha trabajado conmigo, tomé la hoja donde estaba escrito el correo y lo guardé en mi portafolios, luego se lo entregaría a mi abogado para que investigará la fuente, que de hecho es lo que debí hacer desde el inicio.

Recogí todos los papeles, organicé el escritorio y le marqué a Nicola.

"Hola, cariño," respondió desde la otra línea.

"¿Cómo va todo, hermosa?"

"De maravilla. Ya pagamos al organizador de eventos y fuimos con él a elegir todo lo que queríamos. No me habías dicho que tu madre tenía tan excelente gusto." Se escuchaba su entusiasmo y eso me hacía sonreír.

"Mi mamá es todo lo que está bien en este mundo," dije, y mi mamá, que estaba cerca, respondió con una sonrisa, seguida de la burla de Nicola por lo tierno que nos hablábamos.

"Basta, voy a llamar a mi mamá para que me diga cosas bonitas también," dijo Nicola.

"Te las digo yo," le respondí.

"Todo el tiempo," su voz se aligeró. "Amor, el event planner dijo que tu madre sería una perfecta asistente de eventos. Dijo que yo no, porque soy muy mandona y no me gustan las cosas si no están hechas a mi manera." Reí ante tan acertado comentario.

"Pues estoy muy de acuerdo con ese desconocido," dije mientras tomaba mi maletín y lo ponía en mi escritorio, preparándome para salir. "¿Es hombre el event planner?"

"Sí," respondió con cierto dejo de duda.

"Espero que no esté bueno y mucho menos más bueno que yo." Ella lanzó una carcajada.

She's Mine & Only Mine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora