Capítulo Quince.

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En este cap, solo narra Luke.


LUKE.

Mientras salíamos, ella iba un paso delante mío, gesto que me incitó a inspirar la ráfaga de olor que dejaba su cuerpo. Era una mezcla de brisa fresca e imponente, igual que un vendaval, fuerte y suave como esas que respirábamos cuando dejábamos los ventanales abiertos, en la cabaña. Sentí que cada paso que dábamos nos acercaba más, y más allá de físicamente también emocionalmente. La idea de presentarle a mi familia, de integrarla completamente en mi vida, hacía que mi corazón latiera con fuerza.

Su brazo no se separó del mío mientras esperábamos el ascensor. Ambos éramos conscientes de las miradas curiosas que nos lanzaban, pero en este momento de triunfo, nada importaba menos que esos murmullos. Sentía el calor y la suavidad de su piel contra la mía, una caricia que anunciaba electrificar el aire a nuestro alrededor. Era como si el mundo exterior se desvaneciera, dejando solo la burbuja de nuestro mutua energía.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron con un leve ding, una presencia se hizo notar a nuestro lado. Nicola apretó su agarre en mi brazo, transmitiéndome su incomodidad al instante.

— La parejita va a almorzar. Qué lindos — dijo una voz cargada de veneno. Era Antonia, con esa actitud provocadora, que empezaba a notar. — ¿Ya le contaste lo que te propuse, Luke? ¿Ya te contó, pulguita? — se dirigió a Nicola con una sonrisa sarcástica.

Pulguita.

Sentí cómo Nicola se tensaba aún más, su cuerpo rígido a mi lado. Su reacción instintiva era comprensible, su cuerpo se impulsaba adelante y yo era consciente que solo su discernimiento lo retenía. No había necesidad de entrar en detalles de la evidente burla en el rostro De la Morena, era una clara provocación.

— No es momento ni lugar, Antonia. Y respeta — respondí con un tono firme, tratando de poner fin a la confrontación antes de que escalara. Mis ojos se encontraron con los de Nicola, ofreciéndole una mirada tranquilizadora. Aunque en la de ella había una interrogante.

Nicola tomó una profunda respiración y se enderezó, su confianza retornando gradualmente. — No me ha contado nada porque no hemos tenido tiempo. La gente ADULTA, tiene responsabilidades — dijo enfatizando la palabra, con calma, mirando directamente a Antonia. — Y si nos disculpas, tenemos planes.

Antonia soltó una risita, claramente disfrutando de la tensión que había creado. — Siempre tan segura de ti misma, Nicola. Me pregunto cuánto durará eso.

Las puertas del ascensor comenzaron a cerrarse, y aproveché la oportunidad para apretar el botón de cerrar, dejando a Antonia del otro lado. Mientras las puertas se deslizaban juntas, la expresión de burla en su rostro desapareció de nuestra vista, reemplazada por el reflejo de Nicola y yo, aún con nuestros brazos enlazados.

Dentro del ascensor, sentí a Nicola relajarse ligeramente, su agarre en mi brazo suavizándose. —  ¿Qué es lo que tengo que saber, querido? — dijo en voz baja, sus ojos buscando los míos. — No quería hacer una escena, tienes tiempo para explicármelo ahora.

Le sonreí, inclinándome para darle un beso en la frente. —Creo que no elegí muy bien antes, ella es un poco manipuladora. Creo que Antonia siempre busca maneras de crear drama. Lo importante es que nosotros estamos aquí y ahora, juntos. Aunque para ser sinceros; nunca la elegí a ella, siempre has sido tú - bese sus labios — Más tarde te digo de que habla - bese su cuello.

El ascensor descendió suavemente, al igual que mis manos por la curva de su espalda. Sus labios se entreabrieron en un suspiro. —Este vestido me trae loco- , gruñí en su oído mientras llenaba mi mano con la protuberancia de sus glúteos, apretando como si intentara medir la cantidad de masa bajo mis dedos. Me incliné, tomando su pierna y enganchándola en mi cintura, presionando su centro contra el mío. La dureza de mi entrepierna contrastaba con la rigidez de sus pezones, un contraste que me hacía perder la razón. — Sería tan delicioso cogerte justo aquí-  murmuré con la voz más profunda que pude sacar. Sus ojos se dilataron y sus manos, acariciando la curva de mi cuello, hicieron rolitos con mi cabello en la nuca. Su cuerpo se arqueó y una sonrisa peligrosa se plantó en sus labios.

She's Mine & Only Mine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora