Capítulo Treinta...

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Aviso: Capítulo con alta dosis de cursilería JAJJAJA
La canción; To be Loved, de mi otra reina Adele 🤎

Disfruten.

LUKE.

El camino era un poco extenso, así que la incite a dormir. Mi corazón latía desbordado con añoranza, estaba a punto de cumplir unos de mis sueños desde que me enamoré.

Eran años admirándola.
Años recorriéndola.
Años buscándola.
Sin capacidad de odiarla.
Esperándola, porque ella volvería.
Ella volvió y el destino nos reunió.
Ahora serían años haciéndola mi mujer.
La madre de mis hijos.
La dueña de mi y todos mis suspiros.
Dueña de cada cosa que tenga y tendré.
Dueña incluso de mi estabilidad y perecer.

Y si la vida y aquella deidad divina llamada Dios, me lo permitían; yo vería a través de sus ojos y respiraría a través de sus pulmones.

El camino se acortaba y por la curva de la montaña se admiraba la diminuta construcción, hacían tantos años que yo no venía completo a este lugar, tanto tiempo que solo se presentaba mi alma en busca de consuelo y desahogo, para apaciguar aunque sea un poco su falta. Se sentía tan irreal verla a mi izquierda, como copiloto, durmiendo con el asiento reclinado y las manos alrededor de su vientre, como si lo cubriera, mientras su cabeza totalmente relajada se movía con el balanceo del coche.

— ¿dónde estamos? - preguntó aún dormitando, con los ojos bañados en cansancio.

— Falta menos cariño, puedes seguir durmiendo. Yo te despierto. - acaricie una de sus manos que reposaban en el abultado vientre.

— Tengo deseó de comer hielo de nuevo - dijo y después de una respiración profunda volvió a caer dormida.

Yo sonreí, enternecido.

El camino seguía acortándose, y mi mente no podía dejar de vagar entre recuerdos y sueños. Años atrás, nunca hubiera imaginado que estaríamos aquí, juntos, esperando a nuestra primera hija, porque sin duda y si ella quiere le pintaré varios muchachitos. Había pasado tanto tiempo fantaseando con este momento, y ahora se sentía casi surrealista. Cada kilómetro que recorríamos me acercaba más a una vida que parecía sacada de mis deseos más profundos.

"Ya está casi todo listo, Luke" recibí un texto del número con el que mensajeaba horas antes y evité contarle a Nic. Bloquee mi teléfono y acelere el paso cuando nos adentramos en la ruta recta que nos llevaba al destino.

Miré de nuevo hacia ella, su cuerpo descansando, protegido, mientras su aliento y su perfume suave llenaba el coche. Parecía tan frágil, pero al mismo tiempo tan fuerte. Su simple presencia era capaz de estabilizar todo el caos que había sentido en su ausencia. Ella siempre había sido mi ancla, la que me mantenía centrado, aun cuando no estaba cerca.

Pasamos un pequeño lago que solía visitar en mis años de soledad. Lo recordaba como un lugar de refugio, donde me sentaba horas mirando las aguas tranquilas, esperando que de alguna manera, mi paz volviera. Ahora, todo había cambiado. Ella estaba aquí. El vacío que había sentido ya no existía, y el dolor de aquellos días parecía un eco lejano.

El sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados. Este paisaje, tan familiar y querido, ahora lo vería con otros ojos, con los de alguien que ha encontrado lo que tanto buscaba. Ella era eso, mi búsqueda interminable, mi razón para seguir adelante.

—¿Cuánto falta? —volvió a murmurar con un leve susurro, aún entre sueños.

—Ya casi llegamos —dije, esta vez sin poder contener la sonrisa que se formaba en mis labios.

She's Mine & Only Mine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora