Capítulo Veintiocho.

1K 109 265
                                    


Holaa!!!! Yo de nuevo.
¿Creyeron que se librarían de mí y las tragedias de esta novela???

Pos no. Disfruten!!



NICOLA

—Antonia, no sé de qué estás hablando. Me encantaría saberlo, pero no voy a rebajarme a esto —dije, tratando de calmar las aguas.

Ella avanzó un paso más, casi tocándome, su rostro a pocos centímetros del mío. —Has hecho que Luke me haga a un lado de la manera más descarada. Él, que es un estúpido faldero, te ha aceptado después de todo lo que hiciste hace años y quiere quitarme poder en MI empresa por tu culpa. Esto es solo el comienzo, Nicola. Te haré pagar por cada uno de tus engaños.

Todos veían, todos escuchaban, todos aparentaban, pero nadie intervenía. Claro que no le tenía miedo, pero la mujer escogió el lugar menos adecuado para tratar de intimidarme. La miraba a los ojos, tratando de no caer en su terreno y de regular mis emociones. Podía ser de mecha corta, pero no tenía derecho a darme ese lujo en mi condición, así que respiré hondo y me giré para tomar mi bolsa e irme de aquel lugar. Cuando lo intenté, su cercanía se hizo mucho más pesada y su mano se anudó a mi brazo, tirando con fuerza desmedida. El desbalance me hizo caer, y un dolor agudo punzó en mi vientre, ahogando mi voz en la garganta.

Caí al piso, llevándome conmigo una silla cercana. Me sentía patética y amedrentada, pero solo atiné a sostener mi vientre mientras sentía la humedad descender por mi pantalón. Mi mano se tiñó de rojo ante mis ojos.

—¡Aaaahhh! —grité cuando el dolor punzó de nuevo. Todos corrían a sostenerme para levantarme.

—¿Te duele demasiado? —me preguntó Thompson cuando lograron sentarme en la silla que ya habían levantado.

Levanté los ojos y tomé una respiración, como me había enseñado el obstetra. Me encontré con los ojos desalmados de De la Morena, deseando lanzarme a su cuello y desgarrárselo. —Es lo que mereces, rubia. Ese niño —señaló mi vientre— es un bastardo. Este —acarició el suyo— es un legítimo Newton.

Me impulsé para acabar con su estúpida sonrisa, pero el dolor volvió a punzar antes de levantarme completamente. Luke entró despavorido por la puerta.

El hijo de Antonia era suyo. Y mis ojos oscilaban desde ella hacía él procesando la información que no capté en el momento.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —Luke gritó, su voz resonando en el caos que se había vuelto aquel set.

Los rostros se volvieron hacia él, unos llenos de preocupación, otros de morbo. Thompson y otro colega trataban de ayudarme a levantarme, mientras Antonia sonreía con una satisfacción perversa.

—Tu querida Nicola está recibiendo lo que merece —dijo Antonia con un tono gélido.

—¡Cállate, Antonia! —Luke se apresuró a mi lado, su mirada llena de preocupación y furia—. ¿Estás bien, Nicola? ¿Qué te ha hecho? Déjalo yo me hago cargo - le dijo en un tono seco a Thompson

—No me toques... —traté de hablar, pero el dolor era insoportable. Sentía que cada palabra era un esfuerzo titánico, comencé a llorar, porque ahora en el sosiego de los gritos las posibilidades me invadían—. Mi bebé...

Luke palideció al escuchar mis palabras. Sin perder tiempo, me levantó en brazos y comenzó a dirigirse hacia la puerta, ignorando los murmullos y las miradas curiosas de nuestros compañeros. Deje caer mi cabeza en su hombro así como mis lagrimas.

—¡Llamen a una ambulancia! —ordenó, su voz temblando con la urgencia.

Mientras me llevaba, pude ver cómo la expresión de Antonia cambiaba de la satisfacción al regocijo y, finalmente, a una sonrisa. Dios mío, ¡que clase de persona es!

She's Mine & Only Mine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora