18 maratón

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Tysha insiste mucho en que Poncho vaya a un hotel a pasar la noche y duerma, aunque sea un poco. Él está de acuerdo, quejándose mucho. No quiere dormir. Quieres estar a su lado todo el tiempo. Sale del hospital, toma un taxi y busca una tienda de ropa abierta. Compra una muda de ropa y se dirige a un hotel. Allí se ducha, se cambia de ropa y duerme una siesta de 1 hora. Despertarse sobresaltado cuando suena el despertador de su teléfono celular. Se alborota el pelo y coge el teléfono y la cartera de la mesita de noche. Paga la cuenta y vuelve al hospital.

Cuando llega, Tysha se sobresalta. Anahí sigue durmiendo.

Tysha: ¿Ya?

Poncho: No podía soportar quedarme más tiempo.

Poncho se sienta, se recuesta en el sofá y toma una siesta.



Cuando me despierto, ya es de noche. El médico entra en la habitación poco después de que me despierto. El médico me examina; La enfermera llega con la cena. Mi madre sale de la habitación para hablar con el médico. Estoy cenando y Poncho sentado a los pies de la cama, mirándome.

Anahí: Gracias por quedarse.

Poncho: No hay ningún otro lugar en el mundo en el que me quedaría.

Anahí: ¿Has descansado un poco?

Poncho: Sí. Fui a un hotel, me di una ducha, compré ropa limpia y dormí un poco. – se levanta y viene hacia mí – Y tú, ¿cómo te sientes?

Anahí: Mejor. Me besa el pelo. "Ya no lo quiero.

Poncho: Comer, cualquiera. Por favor

Anahí: Ya no lo quiero.

Poncho: Necesitas recuperarte, has perdido mucha sangre, estás débil. – se sienta en el borde de la cama, frente a mí – Ven, vamos a comer. Toma la cuchara y me da un poco de sopa en la boca, "Ábrela".

Anahí: No soy un niño, Poncho.

Poncho: Oh, estoy seguro de ello. – sonríe con picardía – Déjame darte la comida.

Creo que es gracioso y asentimiento. Merezco que me mimen un poco.

Sopla la cuchara antes de llevármela a la boca. Me mira con tanto cariño y cariño que se me derrite el corazón. Por primera vez en el día, puedo sonreír. Sigue dándome la sopa y ni siquiera me doy cuenta de que ya se está acabando. Cuando veo a mi madre, parada en la puerta de la habitación, con solo la mitad de su cuerpo adentro, mirándonos con asombro, con una sonrisa de oreja a oreja. Poncho busca a tientas por todas partes cuando se da cuenta de la presencia de mi madre y casi derrama la sopa. Creo que es gracioso.

Tysha: ¡Arrepentido! No quise estorbar, ¡me voy a tomar un café! Me guiña un ojo y cierra la puerta

Anahí: Mi mamá no puede evitarlo", pongo los ojos en blanco, sonriendo con picardía.

Poncho: Vino a preguntarme si te amaba.

Anahí: ¿QUÉ? Le pregunto, asustada y sonriendo: "¡No puedo creerlo! – Me eché a reír

Poncho: Deja de burlarte, payaso. – me da otra cucharada – Es verdad.

Anahí: ¿Y qué dijiste? – Digo con la boca llena.

Poncho: Sí, lo hace. Que te quiero. Luego dijo: "No digo como amigos, digo como hombre y mujer".

Anahí: ¡No puedo creer que mi mamá te haya preguntado eso! ¡Qué valiente! "Creo que es gracioso", "¿Y qué dijiste?"

no te dejare irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora