23

30 1 0
                                    


Llego a casa y dejo las cosas en el coche. Entro como un huracán. Poncho se relaja viendo la televisión en su habitación.

Poncho: Tomó. – me sonríe – ¡Te extrañé! – y pucheros

Anahí: Puedes parar en el teatro.

Poncho: ¿Que? – me mira con asombro – ¿Qué te pasó?

Anahí: ¿Qué me pasó? ¡Qué te pasa! ¿Por qué lo hiciste, Poncho? - Lo digo alto y claro

Poncho: ¿Qué hice, Dios mío? ¡Cálmate, Any!

Anahí: ¡Cálmate! Me acerco a él como un loco y apaga el televisor, "No necesito tu lástima, ¿de acuerdo?" No soy pobre, no estoy enfermo. No necesito tu piedad, ni tu misericordia.

Poncho: ¿Qué dices?

Anahí: Había olvidado lo buen actor que eras. Y mira cómo es la vida, yo, que siempre he alabado su talento como actor, acabé cayendo como una pata en sus labios. PUEDES DEJAR DE MENTIR AHORA.

Poncho: Cualquiera, explícame lo que pasó. ¡Por Dios!

Anahí: ¿Es necesario que hayas dicho todo eso? Necesitabas engañarme, hacerme creer que me querían, y luego te reías de mí en la cama con Perla. ¡Estoy disgustado contigo!

Poncho: No te mentí. ¿Qué dices? ¿Reírse de ti? ¿Con Perla? ¿Estás demente?

Anahí: ¡BASTA, ALFONSO! ¡YA LO SÉ!

Poncho: ¿SABES QUÉ?, MALDITA SEA.

Anahí: Actuaste conmigo de la peor manera que alguien puede actuar, solo tú, que diste el amor más sincero que tuve, tú que amé tanto, tanto. Cierro los ojos sintiendo este dolor de amor en mí, "Al menos podrías haber sido honesto conmigo, lo entendería. Mentiste, jugaste conmigo como juegas con tu perro. Cada palabra que salía de su boca era una gran actuación. ¡Y parece digno de un Oscar! Caí de inmediato, ¿verdad? Era fácil engañarme, ¿no? ¡Cómo puede! Nunca te pedí clemencia.

Poncho: ANAHÍ SE DETIENE, POR EL AMOR DE DIOS. ¡YO NO HICE NADA DE ESO! ¡CUÉNTAME QUÉ PASÓ!

Anahí: Todavía expusiste mi vida, mi situación, todo lo que vivo para una persona que no conozco. Ah, pero tú lo sabes muy bien, ¿verdad? ¡Es tu querida novia! ¡Que seas muy feliz! Y puedes ver si dejas de querer jugar al héroe. Cierro los ojos conteniendo las lágrimas, "Fui suficiente para ti en la cama, ¿verdad?" Podrías haberme avisado antes, porque entonces me comportaría como una puta en la cama contigo. Eso es lo que esperabas de mí, ¿verdad?

Poncho: ¿ESTÁS LOCA, ANAHÍ? ¡TE AMO! ¿QUÉ DICES?

Anahí: ¡¡DEJA DE DECIR QUE ME AMAS!! ¡SIGUES SIENDO EL MISMO ALFONSO DE ANTES, FRÍO, INSENSIBLE Y QUE NO CREE NI SABRÁ NUNCA LO QUE ES EL AMOR!

Poncho: MALDITA SEA, ANAHÍ

Anahí: No sé quién es peor, si tú o Velasco. Me golpea, me humilla, me maldice, hace lo que le da la gana, me mata, pero no miente poniéndome en ridículo. Te reíste mucho a mi costa, ¿verdad? ¡Pero ya basta! La bestia aquí está cansada de hacer el ridículo.

Recojo la maleta que había dejado preparada en la cama y le doy la espalda. Volver atrás y mirarlo de nuevo. Sus ojos rebosaban de duda y miedo. Me mira como si no entendiera. Actuando una vez más. Resoplo.

Anahí: Cuando se recupere y regrese a casa, deje la llave con Maite. No me busques más, NUNCA MÁS. Ya no quiero verte frente a mí.

Me doy la vuelta y me alejo. Escuchar solo sus gritos resuenan en la casa. Para cuando se levanta de la cama, yo ya me he ido.

no te dejare irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora