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Se lanza corriendo y yo estoy un poco lejos, por la corriente. Él viene a mí rápidamente, tirándome por la cintura. Me aferro a tus hombros. Toser y respirar agitadamente.

Poncho: ¿Todo está bien? – Te abrazo – ¡Cualquier! Lo siento. – entonces lo recuerdo y lo presiono

Anahi: ¡idiota! Dije que el barco era pequeño. – se ríe

Poncho: Îmi pare rău iubirea mea.

Anahi: Todavía se ríe. – ojo enojado – ¡Mi maldito amor!

Me sujeta más fuerte y me quita un mechón de cabello mojado de la cara. Me mira tiernamente y me besa. le envuelvo las piernas alrededor de la cintura y le rasco la nuca. Se acerca de nuevo al barco, sosteniendo mi cadera.

Anahi: ¿Por qué no puedo enojarme contigo? - Lo beso de nuevo

Él rompe el beso y tira del bote para que podamos subir. Él me suspende y sube también, acostado encima de mí. sostengo tu cara sonriendo.

Anahi: Estoy empezando a ver una ventaja en el barco pequeño..

Poncho: ¿E incluso? – se ríe – Sabía que terminarías de acuerdo conmigo después de todo.

Levanto la pierna, la doblo y él se posa encima de mí, me sube la mano por el muslo y me suspende el muslo. Dejo salir una risita traviesa y me muerde el labio.

Anahi: Eres un pervertido. – se ríe

Poncho: Culpable. – me besa

Levanto la blusa mojada, alisando su cuerpo, rascándole la espalda. Me chupa la lengua y me vuelve a besar. Rompo nuestro beso para quitarle la blusa. Me tomo en sus brazos y él me roza la barba contra el cuello. Dejo la luz de mi cabeza, dejando mi cuello a tu merced. Besa mi cuello y me muerde la oreja. Suspiro y le clavo las uñas en el brazo. Besa mi regazo y abre mi blusa. Besa el borde de mis senos, besa el contorno dejado por el bikini. Me muerde el bikini, lo tira hacia un lado y suelta el pecho. Él hace lo mismo del otro lado, dejando caer la boca y volviéndome loco. Geme. Él sube a más de ustedes, presionándome contra él, haciéndome sentir su erección. Empujo sus pantalones cortos con los pies, muy torpemente, haciéndolo sonreír. Me aprieta los senos y gira lentamente el pezón con el dedo índice y el pulgar. Me retuerzo y él gime, besándome ansiosamente. Me aprieta el culo*ae me baja las bragas y se arrodilla para quitárselas. Él deja de mirarme y sonrío. Él vuelve hacia mí, besándome. le aprieto la cintura y le beso el pecho. Se detiene, sonríe y saca un condón del bolsillo de su pantalón corto.

Poncho: Ahora sí. – Sonrío

Anahi: Gracias.

Me toca la cara, sonríe y me besa. Le quito el condón de la mano y lo abro. Levo mi cuerpo, le bajo la ropa interior y le pongo el condón a su miembro erguido, duro y duro, instándolo a seguir adelante. Él gime. Y me acuesta de nuevo, abriendo mis piernas más. Lo sostengo en sus brazos y, mordiéndome los labios, me penetra. gime fuerte y él se va al fondo, lentamente, devorándome con ese sentimiento tan lleno y devastador. Él me penetra de nuevo, con fuerza, de nuevo, de nuevo, creando un ritmo todo nuestro, todo calor, todo cachondo, todo abrumador, frenético. Él gime. Mânc, mâncă. Le clavo la uña en el hombro y me muerdo los labios. Rodeo y me penetro mucho. echo la cabeza hacia atrás, alcanzando el orgasmo al mismo tiempo que él gime, alcanzando el clímax. Me penetra profundamente por última vez y me besa dejándome.

Anahi: ¡Dios mío, Poncho! – se ríe

Poncho: ¿Aprobaste el barco?

Anahi: Más que aprobado. – el abrazo

Cae cansado a mi lado.

Anahi: ¿Seguimos yendo a alguna parte? – el ojo

Poncho: ¡santa mierda! ¡Me olvidé de eso!

no te dejare irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora