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Pasan tres días. Maite vino con Koko a visitarnos ayer, hablamos toda la tarde y nos distrajimos del ambiente pesado que se desata después de todo lo sucedido. Entre Poncho y yo hay cariño permanente, guardamos más silencio y pienso mucho en cómo voy a volver a encarrilar mi vida. Guillermo organizó una reunión conmigo durante el fin de semana. Hoy nos despertamos temprano, Poncho se va a quitar el vendaje del brazo, junto con los puntos. Insistí en ir con él. Me estoy preparando cuando se detenga en la puerta del dormitorio, mirándome.

Anahi: ¿Qué era? – sonrisa

Poncho: Te amo, ¿sabes?

Anahi: Los rumores dicen que sí. – se ríe – Ven aquí. – camina hacia mí

Se detiene a mi lado y me subo a la cama, de rodillas, colocando mis manos sobre su cuello. Me sostiene la cintura con una mano y me besa. empiezo a sentir todo mi cuerpo dependiente de él, le rasco ligeramente la nuca y me presiona. Lo estoy llevando a la cama. Se arrodilla, cae encima de mí, besa mi regazo, mis hombros, mi cuello. Suspiro, tirándole del pelo. Suspende mi pierna, deslizando su mano por mi muslo. Cuando empiezo a desabrocharse la camisa, besando su pecho..

Tysha: ¿Alguno? – llama a la puerta – ¿Estás listo? – ella abre la puerta y Poncho se baja de mí rápidamente, torpemente y corriendo hacia el baño.

Mi madre cierra la puerta y yo me pongo las manos en la cara, riéndome incrédula ante la situación. Respiro profundamente, buscando aire después de eso. Me levanto riendo y voy a la puerta. Mi madre baja las escaleras.

Anahi: Mamá. – Dejo salir una risa – Ven aquí. – se avergüenza

Tysha: Sólo quería hacerte saber que ibas a perder el tiempo. Lo siento. – Me acerco a ella, sonriendo

Anahi: Todo está bien. Ya nos íbamos.

Tysha: Oh, qué pena, cualquiera. Lo siento. Llamé y entré, no debería haberlo hecho, lo siento.

Anahi: E în regulă, mamă. Es bueno que hayas entrado, realmente íbamos a perder el tiempo. Relájate. – ella sonríe torpemente

Tysha: Disculpe a Poncho.

Anahi: Mamá, está bien. – La abrazo – Vamos a bajar ahora. – ella sonríe y baja

Vuelvo a la habitación, entrando sonriendo. Cierro la puerta y Poncho todavía está en el baño, con la palma de la mano contra el fregadero, respirando pesadamente.

Anahi: Bună. – zâmbet

Poncho: ¿Y tu madre? – le sonríe a mi cara traviesa

Anahi: Todo aburrido. Pobre cosa. – Voy hacia él, abrazándolo – Ella estaba muy avergonzada.

Poncho: Estoy avergonzado.

Anahi: Oh, ustedes dos. No veo nada malo en esta situación.

Poncho: Cualquiera, es tu madre.

Anahi: Ella es mi madre y hasta donde yo sé ella sabe que no soy virgen. – se ríe y me acaricia el pelo.

Poncho: Vamos. Antes de que lleguemos incluso tarde.

Me da la mano y bajamos las escaleras.

Mi madre está sentada en el sofá, de espaldas a las escaleras, leyendo un libro.

Anahi: Mamá, vámonos. – ella no se vuelve hacia nosotros y miro a Poncho riendo.

Tysha: Todo bien. – ella gira ligeramente la cara, sonriendo torpemente – Ve con Dios.

Salimos de casa y Poncho cuelga la cabeza riendo mientras abro el auto.

Anahi: Ahora te ríes, cierto.

no te dejare irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora