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Tuvimos una cena tranquila en el hotel, con una vista increíble del mar. Hace bastante viento y llevamos ropa fina. Poncho paga la cuenta y decidimos dar un paseo junto al mar. Me abraza por los hombros y caminamos un poco.

Anahi: ¡hace frío!

Poncho: Abrázame y te calentaré.

Lo abrazo por la cintura, acurrucándome hasta él. Me besa el pelo y me abraza más fuerte. Seguimos caminando..

Poncho: ¿Está feliz? – él sonríe

Anahi: ¡Como nunca lo he sido! – Lo miro sonriendo – ¡Gracias por todo!

Poncho: Te amo. – se detiene, me sostiene la cara y me besa.

Le tomo el hombro y sonrío entre el beso. Me suspende, me levanta en su regazo y camina conmigo por la arena. Me aferro a él, abrazándolo con fuerza y regresa a nuestra habitación conmigo en sus brazos.

Me despierto por la mañana aferrándome a Poncho. Me acerco sigilosamente y abro la ventana. ¡El día es hermoso! El cielo está despejado y con nubes claras. El sol me golpea la cara y sonrío. Sólo escucho el ruido de las olas del mar. Música a mis oídos. El cielo y el mar en perfecta sitonía azul, ya no sé dónde termina el mar y dónde comienza el cielo.. ¿Pero qué importa? Mi felicidad es tanta que son uno. Exactamente como Poncho y yo. Estoy mirando al mar, respirando profundamente. Cuando me giro para ir al baño. Miro la cama y Poncho está recostado, mirándome, sonriendo.

Poncho: ¡buenos días!

Anahi: ¡Buenos días! – sonrisa – ¿Te desperté?

Poncho: Quedarme en la cama sin ti siempre me despierta. – Tengo muecas

Anahi: Lo siento. – se ríe

Poncho: ¿Vamos a la playa?

Anahi: Iba a decir eso ahora. Voy a cambiar.

Corro emocionado al baño y Poncho se levanta muy perezosamente. Después de un tiempo, fuimos a la playa.

Desayunamos en el hotel y aquí estoy yo, sentado al sol, viendo a Poncho entrar al mar. Sí, esto es vida. Cierro los ojos y enciendo mi iPod. Poncho sale del mar, meneando el pelo y corre hacia mí.

Poncho: Intră, orice.

Anahi: Ahora no. Quiero conseguir un poco de color

Poncho: Me gustas chica blanca

Anahi: ¡Estás loco! – se ríe

Poncho: Me gustas de todos modos, pero me gustarás más si te metes al agua conmigo.

Anahi: ¿Y qué gano con ello?

Poncho: Ven conmigo y te lo mostraré. – me mira con picardía

Anahi: Pero ¿qué pasa si yo.. – me recoge, dejando mi iPod en la tumbona – Poncho me deprime!

Corre al agua e intento salir de su regazo.

Anahi: ¡hace frío! ¡Déjame entrar tranquilamente! – Y se mete en el agua conmigo. Yo grito y él ríe.

Poncho: Îmi pare rău iubire. No pude resistir.

Me limpio el agua de la cara y la agarro.

Anahi: ¡Gilipollas! – se ríe

Puse los pies en el suelo y le eché agua.

Poncho: ¡oh para! Ni siquiera hace tanto frío..

Anahi: Imagínese, imagine.. – frunzco el ceño

Poncho: ¡Te ves hermosa así!

Me agarra por la cintura y me abraza. Disfrutamos del mar, la playa, la vista, la tranquilidad de que él y yo estuviéramos solos disfrutando de este paraíso hasta media tarde.

no te dejare irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora