Best Friend - Marcelo Flores

Parte 2: primer fan

TN

Marcelo y yo casi todos los días nos veíamos después de clases, salíamos juntos de la escuela e íbamos por ahí a caminar, jugar futbol o a mi casa. Era bastante ameno el tiempo a su lado.

Un día, iba llegando a la escuela cuando miré un gran letrero junto a la dirección, hablaba sobre pruebas para entrar a los equipos varonil y femenil de futbol. A mí me gustaba bastante este deporte, más verlo que jugarlo, y sabía que Marcelo lo jugaba bastante bien, así que me emocionaba la idea de que la escuela abriera un equipo.

Llegué a mi salón y me senté en mi lugar. Me tocaba esperar algunas horas antes de la hora de salida, lo que me afligía un poco, ya que no solía socializar con nadie de mi salón. Mientras tanto, pude escuchar a algunos chicos mencionar que audicionarían para el equipo, al parecer Marcelo tendría dura la competencia, pero tenía mucha fe en él y sus habilidades.

Ya que finalizó el horario de clases, me senté en una banca a esperar a que Marcelo llegara, no tardó mucho.

-Lamento la tardanza, el profesor de matemáticas nos estaba regañando- dijo sonriendo mientras se sentaba a mi lado.

-¿Ahora qué hiciste, Flores?- pregunté divertida.

-No me hables así, suenas como la prefecta cuando está poniendo reportes- reí y él sonrió. -Es que no se me dan las matemáticas, y no soy el único; a veces creo que el profesor no explica bien, eso explicaría todo.

Nos levantamos y salimos de la escuela, fuimos a una cancha que estaba cerca de ahí. Marcelo sacó un balón de su mochila y nos pusimos a jugar. Era hipnotizante ver cómo corría y maniobraba con el balón, aunque a veces me desanimaba notar que era incapaz de seguirle el ritmo.

Después de un rato de intentar alcanzarlo, sin resultados, me rendí y me senté en las gradas oxidadas que había ahí.

-¿Y si mejor vemos quién hace más dominadas? Creo que pisé mal y me lastimé el tobillo, ya mejor no hay que correr- dijo Marcelo algo apenado. Aunque fingía que sí, yo sabía que no se había lastimado, sólo quería jugar algo que no me agobiara tanto.

Casi siempre le ganaba en hacer más dominadas, a veces porque sí era buena en eso y otras porque él me dejaba ganar. 

-Oye , Marcelo.

Como respuesta, él me miró fijamente.

-Deberías entrar al equipo de futbol de la escuela, eres bastante bueno- dije emocionada.

-No sé si me vayan a aceptar...

-¡Claro que sí! Eres buenísimo, deberías intentarlo.

-Quizá el otro año, apenas voy en primero... Soy demasiado chaparro y flaco como para competir con los más grandes- dijo algo preocupado.

-¡¿Eso qué tiene?! ¡Podrás ser más chiquito en edad y estatura, pero juegas mucho mejor que ellos!

Él rio y nos sentamos juntos a tomar agua.

-¿Se supone que eso era para animarme?- preguntó riendo.

-Sí.

Me puse roja después de eso, tal vez no había elegido las mejores palabras.

-¿Sabes? Mi papá fue futbolista, no lo quiero decepcionar, entraré al equipo ya que sienta que esté preparado, así puedo llegar más lejos- sonaba tan inseguro de sí mismo que me sentí triste.

-¿Cómo alguien podría decepcionarse de ti? Eres muy talentoso y, si quieres ser futbolista, ¡inténtalo! Estoy segura de que lo lograrás.

-Parece que ya tengo a mi primer fan y todavía ni entro al equipo- bromeó mientras dejaba a su lado la botella de agua que tenía en la mano.

-Claro, la primera y más grande fan que vas a tener, Chelo- dije sonriendo.

Él me miró sonriendo, después me abrazó y me acompañó a mi casa.