Parte 41: siempre supe que terminarían juntos

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TN

Finalmente se encontraba próximo aquel día tan esperado: nuestra boda. 

Mi mamá llegó a México desde un día antes para estar cerca y ayudarme a estar preparada. Realmente sí necesitaba ánimos, porque me sentía muy nerviosa.

-¿Estás lista, corazón? -preguntó mi mamá mientras nos tomábamos un café.

-Con un poco de nervios, pero creo que sí.

-Es normal, pero ya verás que todo va a salir bien. Los dos son buenos muchachos.

Estuvimos un rato más platicando, nos la pasamos muy bien. 

-Siempre supe que terminarían juntos -dijo mi mamá sonriendo victoriosa.

Mis mejillas se ruborizaron al escuchar ese comentario.

-Ay, mamá. ¿Por qué dices eso? -pregunté avergonzada.

-Corazonada de mamá -me dijo ella mientras me guiñaba un ojo.

Después de un rato, fui a mi departamento con el pretexto de que me iba a dormir, porque ya estaba anocheciendo. Una vez ahí, me fui a recostar un rato sobre mi cama, mirando el techo atentamente, como si ocurriera algo interesante en él. 

Tenía miedo. Definitivamente amaba a Chelo, pero no quería que las cosas cambiaran entre nosotros, y no sabía si eso ocurriría o eran sugestiones mías. 

Perdí la noción del tiempo mientras estaba sobre mi cama, hasta que mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de golpes suaves en la puerta de mi departamento. ¿Quién podría ser?

Me acerqué y luego abrí, encontrándome con Marcelo, quien llevaba una cubeta de nieve en la mano y su celular en la otra. Cuando se percató de que había abierto la puerta, despegó la vista de su celular y me miró con una leve sonrisa.

-Hola, hermosa -dijo acercándose para darme un beso.

Correspondí, después le hice una seña para que pasara. Luego fui a la cocina por dos cucharas.

-¿Cómo estás? -me preguntó mi novio con una sonrisa algo tímida.

-Nerviosa, ¿y tú?

-Ya mejor dime que no te quieres casar conmigo, linda -dijo fingiendo estar ofendido.

Reí, luego le ofrecí una cuchara, que aceptó, para posteriormente comenzar a comer directo de la cubeta, al igual que yo.

-Sí me quiero casar -dije besando su mejilla. -Tú no me has respondido: ¿cómo estás?

-Bien... Estoy a pocas horas de casarme con el amor de mi vida -dijo Marcelo sonriéndome, provocando que me sonrojara más.

Estuvimos un rato platicando. Poco a poco me sentía más tranquila, me encantaba pasar tiempo con ese güerito tan especial.

-Me preocupé, linda. No me contestaste los mensajes en todo el día.

-Perdón, no me di cuenta... Me la pasé con mi mamá, hoy llegó acá -dije algo apenada.

De verdad estuve tan perdida en mi mundo que ni siquiera me di cuenta de que Marcelo me había estado hablando.

Finalmente, me dio sueño y Marcelo lo notó, así que se despidió de mí, iba a irse a su casa, pero lo interrumpí jalando su mano.

-Chelo, ¿no te quieres quedar? Ya es tarde -dije acercándome a él para abrazarlo.

Él rodeó mi cintura con sus brazos y me miró con atención unos segundos.

Best Friend - Marcelo FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora