Parte 32: Europa

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TN

La cena transcurrió bastante bien, todos conversamos mucho, al parecer los dos hombres más importantes en mi vida ya se llevaban bien, porque platicaban y Marcelo no se veía nervioso.

Después de terminar de comer, regresamos los cuatro a casa. Llegando, tomé a mi novio de la mano y lo dirigí a mi habitación, él no se resistió.

-¿Me vas a decir qué pasó? -dije asombrada.

-¿A qué te refieres, hermosa? -preguntó Chelo, tomando mi cintura.

-Ahora mi papá y tú estaban bien felices, como si llevaran más tiempo de conocerse.

-Pues no sé, creo que sí le caí bien -respondió mi novio con las mejillas rositas.

Puse una de mis manos en su cachete y besé el otro. 

-Me alegro mucho, cariño -le dije sonriendo.

Nos sentamos en mi cama a platicar un rato.

-¿Ahora sí me vas a contar cómo está eso de que tu papá me quiere conocer? -pregunté cruzándome de piernas, con la mirada puesta en mi novio.

Marcelo me contó lo que ocurrió en esa cena familiar, yo escuché cada palabra con la mayor atención.

-Bueno... a ver cómo nos va -dije algo nerviosa.

-¿Tú a quién no le agradas? Eres un amor, princesa.

Me sonrió y tomó mi mano, yo le devolví el gesto.

-Pero tu papá cree que soy la razón por la que su hijo no se va a Europa -bromeé, aunque en el fondo sí estaba preocupada.

-No me interesa lo que piense. Te amo y eso no lo puede cambiar ni él ni nadie -me dijo Marcelo.

¿Qué hice para merecerme a este chico? En serio lo adoro.

Me acerqué a él y le di un beso, en esos lindos labios que me envician. Estuvimos otro rato platicando, disfrutaba cada minuto al lado de ese güerito tan cálido con ojos tan brillantes, aunque, de la nada, me puse algo pensativa.

Me recosté sobre mi cama, mirando el techo con serenidad.

-¿Qué tienes, preciosa? -me preguntó Marcelo, recostándose a mi lado.

-Si te llegara una oferta de un equipo en Europa, ¿te irías? -pregunté girando mi cabeza para mirarlo.

Marcelo me miró fijamente, algo confundido por lo repentino de mi pregunta.

-No sé.

-¿Por qué? Sería una gran oportunidad.

Estaba algo ansiosa, no quería ser un estorbo para la carrera de alguien con tanto talento como Marcelo.

-¿Por qué la pregunta? No es como que estén lloviendo ofertas para irse a Europa.

Me puso insegura y algo molesta esa respuesta. ¿Por qué no era directo? ¿Por qué evitaba responder?

-Dejé mi bolsa en el carro, ahorita vengo -dije intentando no sonar afectada.

Mi bolsa estaba sobre mi buró, pero ni siquiera me interesó, esperaba que no lo notara. Bajé rápidamente, intentando contener las lágrimas para no asustar a mis padres, que estaban en la sala.

-Hola, cariño. ¿A dónde vas? -dijo mi madre, mirándome algo confundida.

-Quiero ver el cielo un ratito -dije sin detenerme.

-¿No vas con Marcelo? 

-No, tenía sueño -mentí.

ELENA (MAMÁ DE TN)

-¿Y ahora estos dos que traen? -preguntó Francisco.

Ya para que él se de cuenta de que pasa algo, es porque es muy evidente.

-No sé. ¿Viste que Tn iba llorando? -dije algo preocupada.

-Sí, voy a hablar con Marcelo.

Si fuera un esposo normal, Marcelo estaría en serios problemas por dejar a su hija sola llorando, pero estamos hablando de Francisco, así que no me preocupé.

-Está bien, yo voy con Tn.

Francisco se alejó y yo salí al patio, encontrándome con mi hija sentada en el suelo, sollozando, con la mirada fija en el cielo.

MARCELO FLORES

Estaba esperando a Tn en su habitación, pero fue su papá quien llegó.

-Ya me habías caído bien, Marcelo, no lo arruines -dijo el señor, recargándose en el marco de la puerta.

Lo miré, me sentía confundido.

TN

Estaba ahí sentada cuando llegó mi madre, luego se sentó junto a mí.

-¿Qué tienes, Tn?

-Nada, me entró tierra al ojo -mentí, aunque en realidad sabía que no me creería.

-Cariño, puedes confiar en mí -dijo mi mamá de manera dulce.

Le conté lo que habíamos hablado y mis inseguridades.

-Ay, Tn. Te entiendo completamente, pero el chico no lee mentes, deberías hablar con él sobre eso. Además, aunque él se fuera a Europa, encontrarían la manera de seguir juntos.

Mi mamá tenía razón, no debía ponerme así. 

Iba a esperar que se me secaran las lágrimas para volver con Marcelo, pero él se adelantó, cruzando la puerta con algo de timidez. Mi mamá se metió a la casa y mi novio se sentó a mi lado.

-Linda, ¿qué tienes? ¿Te dije algo malo? -me preguntó preocupado.

Qué mala novia soy... Él tan lindo y yo aquí haciendo drama.

-No, Chelo, no hiciste nada -respondí algo triste.

-Entonces, ¿qué pasó? -preguntó Marcelo tomando mi mano.

Me sentía avergonzada, no quería hablar más de eso, pero debía seguir el consejo de mi mamá y ser sincera con Chelo.

-Es que no quiero ser la razón por la que te no te vayas a Europa... Quiero que triunfes y te vaya bien en tu carrera, pero temo que tu papá tenga razón -dije con la mirada baja.

-No tienes que dejar que te afecte eso, güerita -dijo mientras me abrazaba-. No quiero ir a Europa porque, después de lo que ocurrió, siento que no estoy listo. Es cierto eso de que no me gustaría dejarte sola otra vez, pero, si llegara una oferta en un futuro donde esté más preparado, haría lo que fuera para llevarte conmigo o verte seguido.

-Pero, ¿y si no se puede? No es lo mismo mantener un noviazgo y una amistad.

-Simple: voy a México a robarte, princesa -dijo y depositó un beso en mi mejilla.

-Intento hablar en serio contigo y no se puede -dije riendo.

-Estoy hablando en serio, linda -me respondió con una sonrisa.

Lo miré fijamente por algunos segundos, luego recosté mi cabeza en su hombro.

-Te amo, Marcelo.

-Yo a ti. Te prometo que nada nos separará, ni siquiera Europa.

Best Friend - Marcelo FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora